Durante décadas muchos grupos políticos se encargaron de descalificar a los Gobiernos de este país por su manejo de la economía. Repetían hasta el cansancio que los organismos internacionales solo quieren que haya finanzas públicas sanas sin importar la condición de la población.
Resulta que hoy, en este mundo al revés, el Fondo Monetario Internacional (FMI) recomienda al Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador que apoye a la gente para que puedan salir más rápido de la crisis económica causada por la pandemia de la Covid-19.
Se necesitan más apoyos fiscales internos a corto plazo, dice el FMI, para aliviar las tensiones de la pandemia, reducir las cicatrices y facilitar la recuperación. Pero en los planes de la 4T no está, para nada, hacer lo que no ha hecho hasta hoy.
Una diferencia básica entre esta actitud de tecnócratas y los neoliberales de verdad está en el entendimiento de los temas financieros. El propio FMI anunció un nuevo derecho de giro para México por 12 mil millones de dólares, que son aptos para la contabilidad de las reservas internacionales, pero no son recursos que se puedan usar para pagar la deuda pública, como dijo el presidente López Obrador.
Ese es el tipo de interpretaciones erróneas que han llevado a tomar malas decisiones a esta administración, por ejemplo, en materia energética.
Vamos, qué bueno que el trio Nahle-Bartlett-Romero no cayó en el manejo de la hacienda pública, pero no deja de sorprender que un Gobierno que se arropó en la bandera de las izquierdas para llegar al poder tenga esa cara tan tremendamente neoliberal.
Sobre todo, porque hay evidencias de que el rebote de la economía se muestra muy irregular.
El surgimiento de una tercera ola de contagios, con una tasa de transmisión tan acelerada y con un alto número de hospitalizaciones y defunciones, hace tambalear la recuperación del mercado interno.
Ya está claro que las autoridades renunciaron a su papel de controlar los flujos de personas en las áreas comunes y soltaron el semáforo para que cada uno lo administre a su libre albedrío, porque hay más preocupación por el desempeño económico que por las consecuencias humanas de la tercera ola.
Los datos de consumo y de producción industrial que hemos conocido en estos días muestran un estancamiento en sus comparaciones mensuales. Claro, si se presentan las cifras en comparación con el desastroso 2020, evidentemente las tasas de crecimiento son de dos dígitos.
Al final, lo que tenemos a la vista es que el mercado exportador, con todo y sus dificultades, tiene tasas de rebote que pronto llegarán a la recuperación y hasta al crecimiento.
Pero el mercado interno, que agrupa a la mayoría de los agentes económicos, cuenta otra historia.
Es justamente ahí donde se requieren apoyos gubernamentales. Donde se han necesitado recursos desde el inicio del confinamiento el año pasado, con algún ingreso mínimo vital o cualquier otro mecanismo de supervivencia.
Pero no han llegado esos recursos y eso se nota en las mediciones de incremento de la pobreza.
Pero eso sí, se hará todo lo posible para que nadie pueda acusar a la 4T de incrementar la deuda pública o de no procurar las finanzas públicas sanas.
@campossuarez