Esta cinta no lleva un mensaje moralista porque considera que esa no es la función del cine, pero sí deja al descubierto ciertas actitudes de quienes habitan esta gran urbe
Foto: Especial Esta cinta no lleva un mensaje moralista porque considera que esa no es la función del cine, pero sí deja al descubierto ciertas actitudes de quienes habitan esta gran urbe  

En la búsqueda de un tema lo suficientemente propositivo e interesante para realizar su ópera prima, el guionista Carlos Santos se preguntó mientras escuchaba un tema de Molotov ¿cómo lograr trasladar la actitud de esta banda tan irreverente y peculiar a una película?

“En ese momento se me vino a la cabeza el nombre Chilangolandia el que me pareció un gran título porque expresa en una sola palabra el concepto de esta ciudad, un retrato moderno de donde nací, a la que amo, que me cautiva día a día y que también a veces odio, que si fuera de carne y hueso la CDMX sería bipolar; por eso considero que es un gran personaje principal para mi película”, dijo a 24 HORAS el cineasta Carlos Santos.

Convencido de que CDMX tiene ciertas características únicas que la diferencian de las grandes capitales del mundo, como la irreverencia de su gente misma que le permite sobrevivir día con día, como pasa con Ramiro, el taxista que está convencido de que su vida cambiará cuando su sobrino El Chulo se convierta en la próxima estrella de fútbol al probarse en las fuerzas básicas. O como con Carmen y Miguel, una pareja que busca desesperadamente mejorar su situación económica y que recibirán por equivocación una maleta con 10 millones de pesos, mientras que el dueño de la maleta.

“Aquí siempre pasan cosas surrealistas y bajo ese concepto que me cautivó empezamos a escribir un guión tomando a la ciudad como el personaje. De esta forma, Chilangolandia resultó ser una comedia de enredos donde todo sucede en un solo día”, comenta el realizador.

Esta cinta no lleva un mensaje moralista porque considera que esa no es la función del cine, pero sí deja al descubierto ciertas actitudes de quienes habitan esta gran urbe, dignas de reflexionar, otras de atesorar, mientras que la gran mayoría se deben analizar para mejorar.

“Creo que el cine es un buen recurso para cuestionarnos mientras nos divertimos. Curiosamente en el proceso del guión fue muy rápido porque resultó de la acumulación de experiencias, pero especialmente se hizo referencias a las noticias reales que me parecían broma pero que eran reales”, añade.

UNA COMEDIA MUY RICA

La cinta cuenta entre su elenco con la comediante Liliana Arriaga, pero en esta ocasión no la vemos caracterizada como La Chupitos. Ella interpreta a Carmen, una típica señora, la matriarca que “se trae en friega al esposo”, entrona y trabajadora.

“En algún momento la vi en una entrevista sin su caracterización y por ahí mi intuición me dijo que lo podría hacer muy bien, así que hicimos una audición vía zoom y desde el primer día que estuvimos en el set nos sorprendió; en los grupos donde hemos mostrado Chilangolandia, el de ella es el personaje que cautiva a todo el mundo por su irreverencia”, dice.

Santos asegura que las producciones cinematográficas nacionales se habían estancado en temáticas que tienen que ver con la lucha de clases sociales, ricos contra pobres, fresas contras Godínez. Desde el estreno de Nosotros los Noble, se ha intentado repetir la fórmula provocando que las historias se queden en la superficie dejando a un lado las virtudes o defectos de los personajes.

“Lo que me gusta de Chilangolandia es la su actitud de vida de sus protagonistas, sus ilusiones, sus miedos, en lo que profundizamos para conocerlos de una forma más humana y de ahí sale una comedia más rica, que revela las intimidades e ilusiones de sus protagonistas de forma cinematográfica y cautivante mostrando un tono de comedia distinto al que hemos visto en la última década”, finalizó el autor de esta cinta que se estrenará a nivel nacional el próximo mes de septiembre.

 

AR