Pudiera parecer un contrasentido: el Gobierno de Estados Unidos tiene presos a importantes figuras del narcotráfico mexicano, pero el poder criminal de los cárteles mexicanos en territorio estadounidense ha venido creciendo desde 2005 sin que las autoridades quieran liquidarlo.

EU liberó a Eduardo Arellano Félix y mantiene a Benjamín Arellano Félix, del Cártel de Tijuana; al Chapo Guzmán y a su esposa Emma Coronel; a Vicente Zambada Niebla, El Vicentillo, y a Dámaso López, El Lic., del Cártel de Sinaloa; a la hija del Mencho, del Cártel Jalisco Nueva Generación; a Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, del grupo de los Beltrán Leyva; a Juan García Ábrego y Osiel Cárdenas Guillén, del Cártel del Golfo, y a Alfredo Beltrán Leyva.

Sin embargo, esos cárteles aparecen como los más fuertes dentro de EU y controlan el tráfico, distribución y venta al menudeo de droga. ¿La razón? El Gobierno de EU quiere tener el control de la droga y administrar el lavado. La última evaluación de la DEA en 2020 reconoce que los cárteles mexicanos han aumentado su poder y su riqueza, pero las autoridades persiguen a los capos y no desmantelan redes del narco.

En cambio, la Casa Blanca amenazó con llevar a los cárteles a la categoría de terroristas, los gobiernos de Trump y Biden han intimidado a México con sanciones si no combate al narco, tiene una estrategia para perseguir cárteles y capos en México, busca un nuevo acuerdo que subordine la seguridad mexicana a los intereses estadounidenses... y desea meter militares americanos dentro de México. Y hasta la fecha no existen programas integrales de lucha contra los cárteles dentro de EU.

Sin embargo, sigue vigente la ley económica que señala que la oferta está determinada por la demanda. Y EU quiere combatir a narcos en México sin molestar a los consumidores estadounidenses.

 

Zona Zero

  • The Washington Post sobre la crisis en Afganistán: “el ejército estadounidense se vio envuelto en un conflicto guerrillero imposible de ganar en un país que no entendía. Bush no sabía el nombre de su comandante de guerra en Afganistán y no tenía tiempo para reunirse con él, el secretario de Defensa Rumsfeld admitió que no tenía visibilidad de quiénes eran los malos y su sucesor Robert Gates dijo que “no sabíamos una mierda sobre Al Qaeda”.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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