El Presidente de la República presenta hoy su presupuesto para 2022, pero más allá del debate en el Congreso, donde habrá posturas a favor o en contra, todas rabiosas y agresivas, está el hecho de que Andrés Manuel López Obrador le otorga significados políticos a todo lo que toca o menciona.
Acostumbrado a una campaña de proselitismo de más de 18 años, todo lo que hace es eminentemente político y en esta tarea de presentar un presupuesto para el próximo año no será la excepción, porque será un presupuesto lleno de interpretaciones, desde las más acertadas hasta las más fantasiosas, pero no habrá quien de pronto se sienta experto en presupuesto, cuando en realidad debe ser experto en política.
Desde luego que se anunciará la continuidad de la austeridad y se remarcarán las prioridades del Presidente que desde la campaña en busca del voto anunció, como sus obras del Tren Ligero, el aeropuerto de Santa Lucía, la refinería Dos Bocas y otros monstruosos proyectos, también estarán presentes los programas de ayuda social, pero todo eso cada vez se aleja más de la economía para entrar al terreno de la política.
Además, será el primer presupuesto del sexenio del nuevo secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, y entregado a una Cámara de Diputados, donde ya no tiene tantos diputados a su favor, aunque para aprobar el presupuesto se requiere una mayoría simple y ésta la logra con holgura, ya que puede lograrse con 251 votos en la Cámara de Diputados.
Ya lo anunció el Gobierno federal: “Presentaremos el 8 de septiembre un paquete económico equilibrado entre ingreso y gasto, responsable y realista”.
Debemos recordar que el presupuesto del año pasado fue el más austero en la historia del país, porque representó 25.3% del Producto Interno Bruto, y que fue auspiciado entonces por el anterior secretario de Hacienda, Arturo Herrera.
Sin embargo, el simple hecho de ver el presupuesto como algo que viene a resarcir una economía de guerra, desgastada por vicios y corruptelas, se convierte no sólo en un proyecto político, sino en parte de una campaña de proselitismo que tiene sus efectos indudablemente.
Ante este proceso de permanente campaña política aparece la Ley de Juicio Político y Declaratoria de Procedencia que fue aprobada por las comisiones del Senado de Justicia y Estudios Legislativos Segunda con 14 votos a favor, 10 en contra y 1 abstención, como parte de un permanente proceso de mantener la atención política puesta en su transformación.
La inmunidad de los privilegiados disminuye, pero no termina; así sucedió con el fuero que se anunció como erradicado, pero continúa, lo mismo sucede con la Ley de Juicio Político.
Tanto el presupuesto, como la Ley de Juicio Político, obedecen a preparar el escenario para el próximo año, con seis gubernaturas en juego, y, sobre todo para 2024, donde habrá renovación en la Presidencia de la República y en el Senado y deberá haber mayor facilidad para que su partido pueda gobernar, porque recientemente Morena ha recibido reveses en las urnas.
La campaña sigue.
PEGA Y CORRE. – Hasta la condición de las escuelas en México se politiza. En este rubro la versión de la SEP, del SNTE y de la CNTE son muy diferentes entre sí. Mucha política y poco amor por la educación… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
angelalvarop@hotmail.com