De acuerdo con cálculos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a escala mundial, a las mujeres se les paga 23% menos que a los hombres; en México, la brecha salarial de género, hasta antes del inicio de la pandemia, alcanzó el 15% de variación por entre ambos sexos por el mismo trabajo realizado, según el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco)
En el marco del Día Internacional de la Igualdad Salarial –que buscar resaltar la importancia de otorgar igualdad salarial por un trabajo de igual valor–, Fátima Masse, directora de Sociedad Incluyente en el Imco, señaló que la desigualdad tiene un efecto importante en la economía, ya que afecta el poder adquisitivo y las decisiones económicas de las mujeres.
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Y es que, explicó que en el caso de las mujeres, enfrentar una brecha salarial se convierte en un desincentivo o en una razón que las aleja del mercado laboral, lo que provocar que no tenga poder adquisitivo propio ni autonomía económica.
“Si cerramos la brecha salarial, debido a un incremento en el salario promedio de las mujeres, podríamos ver un efecto mayor porque las mujeres ganarían más, podrían comprar más, podrían tomar decisiones que hoy ya no están tomando porque muchas de ella no tienen autonomía económica y muchas de ellas están en condiciones muy vulnerables”, externó la especialista.
En ese sentido, agregó que sumar a más mujeres en la economía remunerada “nos conviene a todos”, pues representaría mayor crecimiento a las empresas, así como mayores ingresos a los hogares y al país.
En entrevista, la especialista del Imco consideró que, pese a los avances en materia de equidad de género, aún persisten las brechas salariales porque todavía hay poca hay presencia minoritaria de la figura femenina en los puestos de toma de decisiones o de liderazgo al interior de los centros de trabajo del sector público y privado.
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En el caso del sector público, aunque se proyecta la representación paritaria en los congresos federal y locales, así como en el gabinete, la realidad es otra. Y es que, de acuerdo con las investigaciones que han realizado en el Imco, al revisar la estructura por diferentes niveles de puestos laborales, la representatividad de mujeres se pierde en los puestos de mandos altos y medios, en las secretarías, en las direcciones generales y en las jefaturas de áreas.
Por ello, apuntó que es necesario que se tomen acciones que rompan con las barreras que impiden que las mujeres crezcan en la escala de jerarquía de los centros de trabajo, con el objetivo de que logren tener un mejor salario.
En ese sentido, sostuvo que se deberían de implementar acciones que realmente ayuden a que las mujeres puedan desarrollarse de manera profesional, tales como licencias parentales para redistribuir la carga del cuidado de los hijos entre los padres; flexibilidad en los centros de trabajo que se enfoquen más en los resultados, entre otros.
La especialista refirió que las autoridades se han quedado con soluciones “simplistas”.
Frase:
“Si el sector público y privado suman a 8.2 millones de mujeres al mercado laboral, puede pasar de 44% al 56%, el PIB para 2030 podría crecer en 15%”. Fátima Masse, directora de Sociedad Incluyente en el Imco
LEG