Asia Argento
Foto: AFP Cuando hablé, fue un tsunami", continúa. "No me ayudó, me dejó en un estado de depresión grave, pero mi conciencia me dice que tenía que contar la verdad"  

“Cuando hablé, fue muy duro”: hace cuatro años, la actriz Asia Argento fue una de las primeras que denunció al depredador sexual Harvey Weinstein. Para la italiana, el movimiento #MeToo debe llevar a condenar a los violadores, pero sin convertirse en una etiqueta de “moda”.

“No puedo decir que me haya ayudado mucho en la vida contar lo que me ocurrió hace veinte años con Weinstein”, declaró a la AFP la actriz de 46 años con motivo de la publicación de un libro autobiográfico: “Anatomía de un corazón salvaje”, que acaba de ser publicado en español.

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La hija del maestro italiano del cine de terror, Dario Argento, provocó una ola sin precedentes, más allá del cine, cuando denunció en 2017 la violación que sufrió por parte del productor estadounidense en 1997, cuando tenía 21 años.

Unos hechos que aparecen en su libro, así como la pesadilla de los años que siguieron.

“Cuando hablé, fue un tsunami”, continúa. “No me ayudó, me dejó en un estado de depresión grave, pero mi conciencia me dice que tenía que contar la verdad”.

“Cuando descubrí que varias mujeres habían sufrido lo mismo, (…) que ese tipo era un depredador ‘en serie’, (…) no podía dejar de oír una voz en mi cabeza que me decía: ‘¿Como te vas a sentir sabiéndolo y no diciendo nada, dentro de diez años, si este tipo sigue viviendo su vida?'”, añade.

Meses después de su denuncia, el actor estadounidense Jimmy Bennet la acusó de haberle agredido sexualmente cuando él tenía 17 años, un asunto que se arregló mediante un acuerdo económico.

Asia Argento negó la versión del actor y prefiere no hablar de ello: “Son cosas que no pertenecen a mi presente (…) No tengo rencor “, afirma.

“No es mi lucha” 

La artista se niega a ser “un símbolo”: “Yo creía que mi madre ya había hecho la lucha por la liberación de las mujeres, la liberación sexual… Encontrarme ahora hablando de lo mismo, me molesta un poco. No es mi lucha, hice lo que tenía que hacer y ya no me interesa”.

En cuanto a #MeToo, su punto de vista es ambivalente: “Es como cuando escuchas demasiado una palabra, pierde su importancia, cuando hablas mucho de algo, se vuelve un tanto histérico”, critica Argento, hablando de un eslogan convertido “casi en una moda”. Pero no lamenta nada: “No es una derrota, porque conseguí meter a ese tipo en la cárcel”.

El magnate de Hollywood caído en desgracia, acusado de decenas de violaciones y agresiones sexuales, fue condenado en 2020 a 23 años de prisión por un tribunal estadounidense, a la espera de otros juicios.

“Anatomía de un corazón salvaje” es el relato de una vida a trompicones, una infancia de locura, libre y dolorosa en Roma, entre un padre artista que la ignoraba y una madre violenta.

Llegan después años de creación: actriz, directora, música, en una mezcla de drogas, amor y desgracias, como la trágica muerte de su pareja, el cocinero de éxito y presentador de televisión, Anthony Bourdain.

Asia Argento habla también de la violación que sufrió en 2002 a manos del director Rob Cohen, que la habría drogado para abusar de ella. Unas acusaciones que este último negó tras la publicación del libro en Italia en enero.

Para “la eterna incomprendida”, que rechaza las convenciones burguesas, poner su vida sobre el papel fue una válvula de escape: “Cuando vomité todo [en el libro] y lo alejé de mí, lo vi como se mira un cuadro. La gente vio lo que soy y se reconocen en esta pintura de mi vida, me siento menos sola”.

 

CT