En el ámbito de las políticas públicas y la toma de decisiones gubernamentales, uno de los principales temas de interés radica en cómo establecer las condiciones necesarias para detonar la competitividad. Se trata de una cuestión multifactorial, que atraviesa por la interacción de distintas variables.

En México, se han publicado numerosos artículos de investigación sobre la materia. El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), desde hace casi dos décadas, publica el Índice de Competitividad Internacional (ICI). Éste toma como referencia muestral a las 43 economías más importantes del mundo y mide su capacidad para generar, atraer y retener talento e inversión.

Entre los países contemplados en el estudio, se encuentran: Alemania, Brasil, Canadá, China, Dinamarca, Estados Unidos, Finlandia, Francia, India, Italia, Japón, México, Noruega, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica, Suiza y Turquía.

Así pues, ¿qué elementos distinguen a los países más competitivos? El IMCO construyó diez subíndices a fin de evaluar las dimensiones de la competitividad, y encontró los siguientes presupuestos: i) sistema de derecho confiable y objetivo; ii) manejo sustentable del medio ambiente; iii) sociedad incluyente, preparada y sana; iv) sistema político estable y funcional; v) gobiernos eficientes y eficaces; vi) mercado de factores eficiente; vii) economía estable; viii) sectores precursores de clase mundial; ix) aprovechamiento de las relaciones internacionales; y x) innovación y sofisticación en los sectores económicos.

Cabe precisar que el ICI constituye un documento clave, ya que indica qué tan competitivo resulta México frente al mundo. De acuerdo con su edición más reciente (2021), nuestro país se encuentra en la posición 37 de 43 con un bajo nivel de competitividad, tan sólo por encima de Brasil, Sudáfrica, Argentina, India, Guatemala y Nigeria. Los primeros cinco lugares del ranking los ocupan Noruega, Dinamarca, Suiza, Suecia e Irlanda. Pareciera que un grado alto de competitividad está asociado a un mayor ingreso per cápita.

El ICI detalla que nuestro país experimenta un retroceso notorio. Un hecho observable es que México ha reflejado una tendencia decreciente. Desde 2005 y hasta 2020, su nivel de competitividad fue medio-bajo. Salud y conectividad son dos componentes en los cuales evidenciamos brechas de competitividad.

El escenario global actual está caracterizado por una enorme complejidad, acentuada por la pandemia de Covid-19 y otras crisis. Bajo este contexto, la competitividad supone un instrumento de adaptación crucial ante un entorno adverso. Los países más competitivos contarán con bases sólidas para lograr una pronta recuperación económica, al igual que una mejor atención a los desafíos del presente.

Por otro lado, está el contraste local —algunas entidades federativas son más competitivas que otras—. Uno de los retos consistirá en la integración y el cierre de brechas entre estados, no sólo personas, para transitar hacia un México más competitivo e incluyente.


¿O será otra de las cosas que no hacemos?

 

Consultor y profesor universitario

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