El hecho de propiciar azotes, nalgadas y demás castigos corporales a los hijos por parte de sus padres podría ocasionar que estos se conviertan, de adultos, en alcohólicos y tengan tendencia a la depresión.
La Universidad de Michigan, en Estados Unidos reveló un estudio en donde se explicó la relación que existe entre el maltrato y la violencia física con la ingesta de bebidas alcohólicas y la depresión.
Se dijo que las nalgadas han indicado una asociación similar con los resultados de salud, además son empíricamente similares al abuso físico y emocional.
“Los problemas de salud mental de los adultos incluían el afecto depresivo, los intentos de suicidio, el consumo de alcohol de moderado a excesivo y el consumo de drogas ilícitas”, reveló el estudio.
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Además, las nalgadas permanecieron asociadas con mayores probabilidades de deterioro de la salud mental y conductual en adultos.
Esto incluye intentos de suicidio, consumo moderado o excesivo de alcohol y consumo de drogas ilícitas, incluso después de tener en cuenta las experiencias de abuso físico / emocional.
Por último, se concluyó en que la implicación de este trabajo es recordar lo importante de prevenir no solo el maltrato infantil, sino también la crianza severa antes de que ocurra.
“Esto incluye la necesidad de promover la crianza positiva a través de la educación y la legislación para reducir el uso del castigo corporal, que incluye azotes”, finalizan.
CT