Si el Presidente no encabeza hoy la entrega de la medalla Belisario Domínguez es porque Andrés Manuel López Obrador ha decidido aislarse de la normalidad democrática en una burbuja en la que quiere ser intocable.

Como opositor, López Obrador azuzaba o encabezaba directamente enfrentamientos a veces altaneros con el poder. Como Presidente es capaz de renunciar al acto más noble que de manera conjunta pueden compartir los poderes ejecutivo y legislativo, como lo es la entrega de este reconocimiento.

Queda esto como muestra de la personalidad de quien ostenta la presidencia del país, una anécdota más de estos tiempos complejos. Pero lo que no es una anécdota sino un verdadero intento de imponer una visión desde esa burbuja es la contrarreforma eléctrica, que realmente alcanza mucho más que la generación de electricidad.

Es muy importante entender lo profundo del daño de esto como para no simplificarlo como una lucha del pueblo bueno con los conservadores.

No es ninguna exageración decir que el resultado de este intento de cambio legal puede marcar un antes y un después para México, entre mantenerse como un país que atrae inversiones, crea empleos, tiene opción de crecer, a pesar de la estridencia política, o una nación condenada por generaciones a un rezago propiciado por una visión verdaderamente equivocada del papel que debe tener el Gobierno en las actividades productivas.

Ya lo dijo el propio presidente López Obrador, va a usar todo su poder y recursos para dar este enorme paso hacia atrás. Desde el poder de su burbuja cada mañana va a satanizar a los opositores a la contrarreforma.

Muchos podrán recibir mensajes, o copias de carpetas, que los presionen para no meterse con la visión unipersonal del Presidente.

Este es el momento más importante para el país en muchas décadas. El estatus actual del sector energético mexicano no estorba, para nada, los planes de un Gobierno que se quiera asumir como progresista. Al contrario, la contrarreforma obligaría al Gobierno federal a desviar recursos para los subsidios energéticos que quitarían recursos a los programas sociales.

Es tan evidente el daño de la contrarreforma energética presentada que debería ser razón suficiente para que de manera inmediata rompiera lazos con el Gobierno aquel partido que se autodenomina “Verde Ecologista”.

En fin, que el poder ejecutivo tiene todo el poder para elevar el nivel de polarización social en torno a este tema, todos los recursos para saturar de mensajes maniqueos que promuevan su contrarreforma, el aparato para presionar a ese muy reducido grupo de legisladores priistas que hoy tienen en sus manos el futuro del país y el megáfono para tratar de apagar las voces opositoras a este intento de ruptura que está en marcha.

A pesar de todo hay que enterarse bien, hay que elevar la voz y no dejar de señalar que en esta se equivoca terriblemente la 4T. Y si bien cualquier argumento válido que se pueda esgrimir no penetra la burbuja, sí puede hacer conciencia entre los que tienen en sus manos la decisión histórica de dañar o no a México con esa contrarreforma.

@campossuarez