La deuda mundial aumentó 14% en 2020 y se corre el riesgo de que crezca en nivel de incumplimiento; razón por la cual el Fondo Monetario Internacional (FMI) hace un llamado a los países a “calibrar” sus gastos.
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De acuerdo con el informe “Monitor fiscal” del FMI, la deuda mundial en 2020, incluidos los préstamos públicos y privados, subió 14% a un récord de 226 billones de dólares, mientras que la deuda pública de todos los países asciende a 88 billones de dólares, cerca del 100% del PIB mundial, y aunque se espera que disminuya gradualmente, existe el riesgo de que el exceso de deuda privada se convierta en deuda pública.
Tanto el FMI como el Banco Mundial han insistido en tomar medidas antes de que expire a fin de año la iniciativa de suspensión del servicio de la deuda acordada por el Grupo de los 20 países industrializados y emergentes (G20).
Vitor Gaspar, director del Departamento de Finanzas Públicas del FMI, dijo en rueda de prensa que “un número significativo de países se encuentra en problemas de endeudamiento, o en alto riesgo de sobreendeudamiento y es urgente avanzar en un marco para ayudar a los países en riesgo.
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El apoyo público masivo del año pasado ayudó a suavizar el golpe de la pandemia en el sector salud y en la economía, pero los mecanismos gubernamentales tendrán que revertirse y los deudores deberán cumplir con sus compromisos.
El director de finanzas del FMI dijo que “aunque se reconoce que la comunidad internacional brindó un apoyo fundamental para aliviar las vulnerabilidades fiscales en los países de bajos ingresos, se necesitan más acciones; como calibrar las políticas fiscales a sus propias circunstancias.
Los enormes paquetes de ayuda en Estados Unidos y Europa “podrían agregar un acumulado de 4.6 billones de dólares al PIB mundial entre 2021 y 2026 si se implementan por completo”, dijo Gaspar.
Con el progreso en la contención del virus en economías avanzadas, el destino del gasto de los gobiernos se está re direccionando hacia políticas verdes y digitales y el esfuerzo por “hacer economías más inclusivas”.
Por ejemplo, las propuestas presupuestarias de Estados Unidos “apuntan a reducir la desigualdad y podrían reducir la pobreza en casi un tercio”, señaló Gaspar.
Pero los mercados emergentes y los países en desarrollo de bajos ingresos “enfrentan un panorama más desafiante” e “impactos negativos duraderos”, ya que la caída de los ingresos fiscales debido a la crisis actual dejará poco espacio para invertir en el desarrollo, advirtió.
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