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La Casa Barragán es uno de los lugares obligados a conocer en la ciudad de México; la obra de Luis Barragán (Jalisco, 1902-DF, 1988) se comenzó a construir en 1948 y no sólo es importante por que fue proyectada por uno de los arquitectos más importantes mexicanos sino porque en sí misma es un sofisticado artilugio erigido en la calle General Francisco Ramírez, donde se disuelve  con el ambiente de barrio de la colonia Ampliación Daniel Garza, a un costado de la Segunda Sección del Bosque de Chapultepec.

Catalogada por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) en 2004 como patrimonio mundial la Casa Barragán es una máquina de símbolos que activan sólo en el momento en que alguien la recorre por sus recámaras de colores pastel o muros color violeta junto a un cuadro que sólo es una placa de oro que al final termina siendo un espejo. Los libros, muebles, fotografías, el jardín y los iconos religiosos son los objetos que permanecen en el mismo lugar en como los dejó hasta su muerte en 1988 y que ayudan a comprender la mente de este artista que mezcló lo moderno y lo regional en sus obras arquitectónicas.

En México trabajó con Mathias Goeritz, Chucho Reyes y Pedro Coronel, además de que se dejó influir por Diego Rivera, José Clemente Orozco y Gerardo Murillo (Dr. Atl). Sus primeras influencias tienen origen en un viaje que hizo a Europa entre 1924 y 1926, donde conoció el International Style, la Alhambra de Granada y las construcciones de los pueblos griegos. Tiempo después conoció a Le Corbusier y Ferdinand Bac, quienes marcaron su trabajo. La Casa Barragán, la Casa Guilardi, y la traza del Pedregal forman parte de una ruta imaginaria dentro de la metrópoli que artistas, arquitectos y especialistas recorren para conocer esa ciudad que pensó y heredó.