Nunca en la historia del país, el gabinete legal y ampliado en pleno habían acudido a un estado a manifestar su apoyo a un gobernador, como ocurrió el fin de semana en Guerrero.
La gobernadora -vicegobernadora, dicen los guerrerenses, porque el que gobierna es el papá-, Evelyn Salgado, debe sentirse afortunada.
El mismísimo presidente Andrés Manuel López Obrador y su gabinete en pleno acudieron a manifestarle el respaldo de la Federación, algo que no se había hecho con ningún otro gobernador, ni siquiera morenista.
¿Qué le debe la familia López Obrador a la familia de Salgado Macedonio que merezca tal alarde de fuerza?
López Obrador se negó sistemáticamente a oponerse a la candidatura de Félix Salgado Macedonio a pesar de que se habían documentado por lo menos dos casos de abuso sexual en su contra.
“Son politiquería’’, dijo en su momento y defendió a su amigo de manera vehemente.
Luego, semanas después, cuando el Instituto Nacional Electoral (INE) le negó el registro como candidato por no haber reportado gastos de campaña en redes sociales, López Obrador se le fue a la yugular a los consejeros electorales, sobre todo a su presidente Lorenzo Córdova.
No le importó que el propio Salgado Macedonio amenazara a Córdova y otros consejeros cuando reveló que “ya sabemos dónde viven’’; fueron los medios de comunicación quienes dieron cuenta de la advertencia mafiosa.
La familia Salgado ganó la gubernatura y aunque Salgado Macedonio no estuvo presente en la reunión del Presidente y su gabinete con su hija, en el estado las pocas decisiones que se han tomado han debido pasar por el filtro del papá, que lo mismo atiende reclamos del sector salud que de proveedores a los que se les quedó a deber.
Con ese apoyo, la familia Salgado no tiene derecho a fallarles a los guerrerenses, azotados por una inseguridad rampante -pese a las muy optimistas cifras presentadas por el secretario de la Defensa, que solo se refirió a la reducción del número de muertos, pero no de otros delitos como la extorsión y el secuestro- y por la falta de apoyos oficiales para la reconstrucción de los daños dejados por el más reciente temblor.
Suertudos los Salgado, quién sabe los guerrerenses, por lo menos hasta hoy.
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El presidente López Obrador, por cierto, sigue sin entender la gravedad de que en los municipios de La Montaña de Guerrero se sigan vendiendo niñas “por usos y costumbres’’.
En una desafortunada -y cantinflesca- declaración, López Obrador aseguró que la venta de niñas “no es la regla, sino la excepción’’ y culpó nuevamente a los medios que difunden la tragedia que viven las niñas vendidas y prostituidas.
Para justificar su posición, el Presidente aseguró que los pueblos originarios “tienen una reserva inmensa de valores’’; puede ser, pero también prácticas totalmente contrarias al humanismo que predica a diario desde su púlpito en Palacio Nacional.
Por cierto, la gobernadora se quedó callada sobre este tema.
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Si las protestas en la UNAM por los ataques recientes que la casa de estudios ha recibido de Palacio Nacional no han sido de la magnitud esperada, se debe en buena medida a que justo ahora se negocia su presupuesto anual.
Y no quieren meterle ruido a la negociación.
Ya se verá si los dichos presidenciales también se reflejan en lo que los serviciales legisladores de Morena destinan a la UNAM en el 2022.
LEG