La revista británica The Lancet, en su edición sobre políticas de salud, publicó hoy “La búsqueda de la cobertura universal en salud: el logro de la protección social para todos en México”, un análisis realizado este año al programa de salud más grande de los últimos dos sexenios: el Seguro Popular, creado a partir de una reforma a la Ley General de Salud en 2003, para brindar servicios médicos gratuitos a 52 millones de mexicanos sin seguridad social a través de financiamiento estatal y federal.

 

El texto fue elaborado por Salomón Chertorivski, actual secretario de Salud, así como los ex titulares del ramo Guillermo Soberón y, Julio Frenk Mora; David García-Junco, comisionado del Seguro Popular; Mauricio Hernández, director del Instituto Nacional de Salud Pública; Roberto Tapia, director de Instituto de Salud Carlos Slim; e investigadores de la universidades de Harvard y California.

 

El informe analiza la garantía de calidad de la atención sanitaria y revisa las consecuencias financieras por muerte y enfermedad; la reducción del gasto de bolsillo y los impactos de la reforma, tomando en cuenta toda la información pública disponible del Sector Salud.

 

En el documento, los expertos reconocen los avances del programa, pero reconocen que el mayor reto es una nueva generación de reforma a las leyes mexicanas que le permitan crecer en todos los sentidos.

 

El futuro del sistema de salud mexicano

 

El objetivo final de la reforma de la salud 2003 en México es el reconocimiento del derecho igualitario a la protección social de la salud, lo que implica la existencia de reglas de aplicación general para el acceso a un paquete integral de servicios prestados con similar calidad y protección financiera para todos.

 

Para lograr este objetivo, la siguiente etapa de reformas debe incluir acuerdos financieros, capacidades de gestión y la operación del modelo de atención a la salud.

 

La reforma financiera debe orientarse a aumentar el flujo de recursos. Este objetivo se puede lograr a través de la asignación de recursos, la contribución social para la salud y una combinación de recaudación de impuestos eficiente y progresiva. Esta contribución sustituiría al impuesto sobre la nómina que actualmente se utiliza para financiar gran parte de la atención médica para los beneficiarios de la seguridad social, y podría ampliar aún más los recursos públicos asignados a salud. Debe ser diseñado como un fondo de seguridad único para financiar un conjunto de derechos, incluidas las intervenciones básicas y de alta especialidad, a los cuales todos los mexicanos tendrán acceso, independientemente del proveedor de servicios de salud.

 

Para fortalecer la capacidad de gestión se requiere un número de identificación de salud universal y una tarjeta que garantice la portabilidad de los beneficios, así como la distribución de recursos per cápita y las tasas de rembolso, para facilitar la movilidad de los usuarios entre los proveedores y mejorar la capacidad de respuesta.

 

La reforma del modelo de atención a la salud se adaptará a la prestación de servicios para afrontar el reto que representan las enfermedades crónicas y las lesiones, con la creación de entornos saludables y la ampliación de la atención de salud más allá de los servicios médicos.

 

El nuevo modelo debe impulsar la construcción de espacios comunitarios para enfatizar la promoción de la salud y la prevención, crear redes de servicios para asegurar la continuidad de la atención, e integrar los espacios formales e informales a través de la ampliación de la oferta de servicios de atención de la salud en los hogares, escuelas, lugares de trabajo y espacios públicos.

 

Las reformas en otros países han sufrido por no prestar suficiente atención a los pacientes. En México, el siguiente paso es ajustar la ley para asignar un porcentaje fijo del presupuesto de salud al Fondo para Servicios de Salud de la Comunidad. A la fecha, este Fondo se financia con una asignación anual que se expone a los flujos y reflujos de los presupuestos.

 

La experiencia mexicana está siendo utilizada como una referencia en el ámbito internacional, sobre todo en la calidad y en el diseño de estrategias de cobertura universal para los países de todos los niveles de ingresos.