Fue en octubre cuando el gobierno cubano, encabezado por Miguel Díaz-Canel, anunció la reapertura de sus fronteras al turismo extranjero para el 15 de noviembre: el día por fin llegó, pero no sin hacer ruido en Cuba, en México y en el mundo.
La reapertura se da en medio de una serie de reclamos por parte de la oposición, que hizo un llamado a movilizarse este mismo día a través de las redes de Archipiélago, el grupo organizado que se consolidó tras las protestas del 11 de julio pasado.
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En la CDMX, el punto de reunión para las facciones fue a las puertas de la embajada de Cuba, en Presidente Masaryk, alcaldía Miguel Hidalgo.
Mientras que de un lado el frente convocado por la oposición reclamaba el cese de la represión a las manifestaciones dentro de la isla y la liberación de los presos de julio, del otro lado se reunieron integrantes del Partido Comunista Mexicano y del Sindicato Mexicano de Electricistas que, además de presentarse para resguardar las instalaciones de la embajada, organizaron un festival cultural al que se presentan músicos y una exposición de dibujos que han enviado niños de primaria y secundaria con los rostros del Che Guevara y Fidel Castro.
Con banderas blancas, música y repartiendo flores, el contingente convocado por la disidencia no superaba las 150 personas, del otro lado al menos el doble de gente bailaba y ondeaba banderas rojas mientras gritaba consignas en favor de la revolución cubana.
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En la isla, presencia policial afuera de algunos domicilios de los disidentes no permitieron que se llevaran a cabo las marchas, sin que se presentaran enfrentamientos, aunque ONGs como Human Rights Watch han denunciado detenciones de activistas.
EAM