La naturaleza da muestra de su poder e inclemencia cuando azota en forma de huracán, terremoto o tormenta devastadora, y aunque la humanidad no coopera con acciones que aceleran el calentamiento global, sí hay un esfuerzo por prevenir… o al menos reparar los daños causados.
La magnitud de estos desastres se refleja en los números de aseguradoras como Swiss Re, la cual reportó que el costo de las catástrofes naturales solo en 2021 se eleva a 250 mil millones de dólares, el equivalente -y un poco más- a la fortuna de Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo.
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Esa cifra representa un aumento de 24% con respecto al año pasado, y se trata del cuarto más costoso desde que se lleva registro, en 1970.
Científicos y expertos tienen sus reservas al relacionar la gravedad de los fenómenos naturales con el cambio climático, pero las consecuencias y su costo se perciben casi a diario.
Ayer, por ejemplo, un terremoto de magnitud 7.3 sacudió Indonesia, sin pérdidas humanas pero generando pánico entre su población, pues el país se encuentra dentro del Cinturón de Fuego, lo que le ha costado al menos otros dos grandes terremotos en los últimos 20 años.
La tormenta Ida, el evento más oneroso del año y que provocó inundaciones en Nueva York, tuvo un costo para las aseguradoras de entre 30 y 32 mil millones de dólares, por poner un segundo caso.
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Ante estas situaciones y sus balances, la semana pasada el presidente estadounidense, Joe Biden, expresaba que “todo es más intenso cuando el clima se calienta”, refiriéndose al aumento de temperatura y su impacto en los fenómenos naturales, como la serie de tornados que devastaron seis estados durante el fin de semana, con casi un centenar de víctimas.
“Esta será nuestra nueva norma”, dijo la directora de la Agencia Estadounidense de Manejo de Crisis (FEMA), Deanne Crisswell, “los efectos que estamos viendo por el cambio climático son la crisis de nuestra generación”.
Y destacó la dimensión histórica de estos fenómenos, que incluso se están presentando en temporadas inusuales: “Estamos viendo tormentas más intensas, un clima más extremo, ya sean huracanes, tornados o incendios forestales”.
Pero el panorama no deja mucho espacio para las dudas cuando este año se logró establecer una conexión entre el cambio climático y una ola de calor en el noroeste de Estados Unidos, o incluso con las inéditas inundaciones en Alemania y Bélgica.
CON INFORMACIÓN DE AGENCIAS
Otro muro… pero contra inundaciones
Huracanes como Sandy, en 2012, o la tormenta Ida del pasado septiembre dejaron a la vista la amenaza del cambio climático para Nueva York. Ahora, Manhattan construye casi cuatro kilómetros de muros, compuertas y parques elevados para protegerse de las inundaciones y del aumento del nivel del mar.
Casi una década después de Sandy y múltiples estudios, la ciudad ejecuta Resiliencia de la Costa Este (ESCR, por sus siglas en inglés) entre las calles 25 y Montgomery, en el Bajo Manhattan, un proyecto con un costo de mil 450 millones de dólares.
Perforadoras y excavadoras preparan el terreno a los obreros que colocan la estructura de acero y cemento armado del muro, de tres metros de altura.
“Cuando completemos este proyecto tendremos una elevación de 5 metros de altura para proteger a la comunidad”, explicó Tom Foley, comisario en funciones del Departamento de Diseño y Construcción de la ciudad de Nueva York.
También se instalarán compuertas para cerrar el paso al agua, y un parque elevado que actuará de muro protector para evitar daños como los de Sandy, que dejó 44 muertos y más de 110 mil damnificados en la zona.
LEG