¿Qué más podemos esperar? Estoy seguro que esa pregunta nos la hacemos millones de mexicanos, y es que en tres años hemos visto cómo se defiende más al corrupto que al obrero, se antepone al estafador sobre las víctimas o bien se da voz y voto al delincuente mientras que al trabajador simplemente se le ignora.
Esa es la cara que le ha dado Morena y la cuarta transformación (4T) a miles de mineros de este país, y no, no es un reclamo infundado, solo denunciamos la protección que se le ha dado a Napoleón Gómez Urrutia en esta administración.
En un principio, López Obrador aseguró no conocerlo, aún así confió ciegamente en él, al grado de denegar las denuncias de robo y extorsión que hay en su contra; el padrinazgo fue tan contundente que le regaló un escaño en el Senado y junto con ello el fuero que lo trajo de regreso a México.
El espaldarazo a Napillo es marcado, incluso desde las conferencias Mañaneras. Y es que se le puede acusar de privar del derecho al trabajo a miles de personas, de tomar empresas a la fuerza, de extorsionar a empresarios y el resultado siempre es el mismo: un exhorto al diálogo o bien una sencilla pero contundente defensa. Así sucedió cuando le pidieron al Presidente su intervención para que Napillo devolviera los 46 millones de dólares a miles de mineros de Cananea; López Obrador no mostró indignación, mucho menos solidaridad, la ética y la moral tampoco existieron, se limitó a decir que se debía de investigar si realmente debe o no regresarlos, aún cuando existen tres laudos del Poder Judicial que así lo ordenan.
A Napillo también se le protege desde el Senado, el grupo de los 719, conformado por los mineros defraudados de Cananea, le envió una carta a la presidenta de la Mesa Directiva, la exministra Olga Sánchez Cordero, solicitando su intervención para separar a Napillo de su cargo como senador de la República, mientras se desahogan los laudos pendientes, petición que fue desechada.
Senadores y gobernadores también se suman al desprecio de la clase obrera, ignorando marchas, mítines y denuncias contra Gómez Urrutia, lo peor, han legitimado la sarta de mentiras que difunde Napillo desde su nuevo pasquín.
Señores representantes del pueblo, ¿no se les hace raro que haya miles de mineros que llevan años en pie de lucha exigiendo les devuelvan su dinero?, ¿realmente creen que el inocente es quien viaja en jets privados, pasa vacaciones en castillos europeos y vive entre el lujo y los excesos? No insultemos la inteligencia, en pocas palabras no se hagan tontos.
Si ellos que ocupan un cargo de representación popular no tienen el valor para cuestionarlo, yo sí: ¿Dónde están los 46 millones de dólares, qué ha hecho con ellos?, ¿por qué no los regresa si el sindicato no le pertenece ni a él, ni a su familia?, es de los trabajadores.
La protección y apoyo que tiene Napito de la 4T rebasó toda burla al permitirle desde el Senado instituir El Día de la Democracia Sindical, cuando todos sabemos que Napillo es la máxima figura de la violación de los derechos laborales, no olvidemos que no ha sido trabajador, que heredó la Secretaría General del Sindicato Minero mediante el fraude, que castigó a varias secciones por pedir alternancia en la dirigencia y que alteró los Estatutos del Sindicato a su conveniencia.
Para la justicia social y obrera sería mejor aplicar la Ley y establecer: “El Día que triunfaron los mineros de Cananea”, “El Día en que el Sindicato Minero regresó a manos de los trabajadores” o bien: “El Día en que el Gobierno prefirió apoyar a los obreros y desproteger a Napillo”.
@CarlosPavonC