A escasos días de la Navidad, las calles aledañas y los pasillos de los principales mercados se inundan de personas en busca de los mejores precios y productos para organizar las tradicionales posadas.
Ante la llegada de la temporada decembrina y en medio la reactivación de las actividades económicas y el alza de precios, persisten los efectos negativos en los bolsillos de los mexicanos, que procuran cuidar el dinero y al mismo tiempo buscan preservar las costumbres de las fiestas de la temporada.
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Con base en un sondeo de precios, en un recorrido por el mercado de la Merced, ubicado en la zona centro de la Ciudad de México, y en complemento con estimaciones de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), una posada para 30 personas puede llegar a costar dos mil 90 pesos.
Si se planea hacer el tradicional recorrido de casa en casa para pedir posada, a los participantes se les entregan folletos de letanía, velitas de colores, luces de bengala y silbatos, elementos que se combinan entre los cantos y las peticiones de alojamiento para los peregrinos.
Al presupuestar dichos artículos para el inicio de la posada, suman 385 pesos, considerando que a cada participante se le entrega al menos una pieza de cada elemento.
Después de la petición de posada, se acostumbra a romper piñatas, que en la tradición representa el combate al mal, mientras que los dulces y las frutas que se esparcen al final, simbolizan las bendiciones o recompensas del esfuerzo.
Pero en términos económicos, el costo asciende hasta 380 pesos, si se contempla adquirir una piñata y rellenarla con dulces surtidos y frutas de la temporada.
Posteriormente, para el momento de la convivencia, se acostumbra a compartir ponche de frutas, así como algunos platillos, como tamales y atole. Según estimaciones de la Anpec, el costo de dichos alimentos puede llegar a costar hasta 825 pesos para 30 personas.
A diferencia de 2020, un consumidor dice que sí hará posada, pero no será como lo acostumbraba a realizar en ocasiones anteriores en las que invitaba a los niños de su calle para convivir con sus vecinos.
Si bien reconoce que las condiciones sanitarias –con las debidas precauciones– le permitirían ofrecer su tradicional posada anual, su condición económica no se lo permite para “andarse luciendo”, externa.
Ante dicha circunstancia, el presupuesto de su tradicional posada se redujo de manera considerable.
“Este año sólo haré una posada familiar, con mis hijas, mis yernos y mis nietos. Y aun así me voy a gastar una lanita”.
Como diría el presidente, va a ser una posada austera.
“Inflación reduce compras para la posada”
La señora Griselda, quien acudió al mercado de la Merced a comprar productos a precios accesibles, comparte que hará una pequeña posada familiar.
Si bien algunos de los elementos de la tradicional convivencia en Vísperas de la Navidad no son “tan caros”, el alza constante en los alimentos de consumo diario, le restó presupuesto a la posada.
“Están bastante altos los precios de las frutas, los dulces, la piñata, pero lo que afectó fueron los precios de la comida, los jitomates, tomates, chiles, carne, cebolla… Eso hizo que nuestro presupuesto para la posada disminuyera”, relató la señora.
La mujer que carga con una piñata en la mano compartió que hará recortes a los elementos tradicionales de la posada. En su caso, sólo será ponche, buñuelos, atole y una piñata.
“Ya no hay para más, pero tampoco quiero dejar de pasar la ocasión”.
LEG