Al momento de escribir estas líneas, persiste la expectativa de los resultados de las encuestas para definir a las candidatas y los candidatos de Morena que contenderán por las seis gubernaturas que estarán en juego en el 2022. Hasta el momento, en Aguascalientes encabeza Arturo Ávila, seguido de Nora Ruvalcaba. En Durango, el puntero es José Ramón Enríquez, seguido de Marina Vitela. En Hidalgo, lideran Julio Menchaca y Simey Olvera; el resto se dará a conocer a lo largo del día. De ganarlas, la Cuarta Transformación habrá logrado consolidar su mayoría en los gobiernos locales, consiguiendo 23 de los 32.

Cabe mencionar que para el proceso se contrataron los servicios de tres empresas encuestadoras, con el fin de dar mayor veracidad a los resultados; que todas las personas que acudieron a las convocatorias fueron medidas, y que se tuvo en consideración la paridad de género.

Pero si algo se puede hacer para perfeccionar un proceso tan importante para la transformación democrática de México es fomentar una actitud proactiva para dar cumplimiento al principio de máxima publicidad constitucional, la cual señala que toda la información en posesión de partidos políticos y personas morales que reciben recursos del Estado es pública, lo cual permitirá a la militancia, simpatizantes y ciudadanía en general tener mayor certeza de que su voz realmente es determinante en la nueva política.

En el camino hacia la democratización de la toma de decisiones en Morena se deben tener en cuenta todas las alternativas, como el hecho de incluir la ayuda de universidades públicas e incluso modificar la ley electoral, para establecer la obligación de celebrar elecciones primarias al interior de todos los partidos, como sucede en otros países con democracias más maduras.

En el pasado, las decisiones antidemocráticas generaron un nicho de corrupción en el viejo régimen. Durante la época del partido único, las elecciones eran más bien rituales de sucesión para ungir al próximo presidente o al próximo gobernador.

Las instituciones electorales eran cómplices al igual que los medios. La ciudadanía debía mirar impotente una farsa, una simulación, un teatro. Uno de los actos más deleznables provocados por el hermetismo de la cúpula del poder político fue el asesinato del candidato Luis Donaldo Colosio, lo que generó una ruptura ideológica en el partido oficial.

Por eso, el 2018 fue un parteaguas en nuestra vida pública, pues Morena surgió como una plataforma para impulsar el movimiento nacional y la candidatura del hoy presidente Andrés Manuel López Obrador, ante la cerrazón y la pérdida de valores democráticos en los partidos tradicionales.

Perfeccionar las reglas al interior del único partido capaz de aglutinar el apoyo de las masas y darle voz al pueblo históricamente ignorado es una misión histórica fundamental para la continuidad de la Cuarta Transformación, para lo cual las elecciones de 2022, 2023 y 2024 serán cruciales.

En el Senado hemos acompañado los grandes cambios constitucionales que dieron paso a métodos de democracia participativa, como la consulta popular y la revocación de mandato y, pese a las resistencias, seguiremos trabajando para consensuar con la sociedad una reforma políticoelectoral que produzca mejores condiciones para los retos que se avecinan.

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