La llegada a Kazajistán de tropas rusas para ayudar a calmar los ánimos en las protestas contra el Gobierno más bien tuvieron efectos contraproducentes: nuevos enfrentamientos se produjeron ayer en Almaty, la principal ciudad del expaís soviético.
Los disturbios llevan varios días y ya dejaron decenas de muertos y centenares de detenidos.
La movilización inició el domingo como una protesta contra el aumento del precio del gas en esta nación de Asia central, rica en hidrocarburos.
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Los disturbios han dejado decenas de manifestantes muertos, según la Policía, en tanto que más de mil personas resultaron heridas y cerca de 400 están hospitalizados, 62 de ellas en cuidados intensivos, indicó el Ministerio de Salud. Además, según el Gobierno, citado por agencias rusas, 18 miembros de las fuerzas de seguridad murieron y 748 más resultaron heridos.
El presidente kazajo, Kassym Jomart Tokayev, pidió ayuda para combatir lo que calificó una “alzada de grupos terroristas”, a los que acusó de haber recibido entrenamiento en el exterior.
La vecina Rusia y aliados anunciaron el envío a Kazajistán del primer contingente de una “fuerza colectiva de mantenimiento de la paz” y los primeros efectivos llegaron este jueves.
Para intentar atajar la crisis, el Gobierno anunció que impondría un límite a los precios del carburante que regirá durante 180 días. Se trata de la mayor movilización en décadas en este país, que fue gobernado desde 1989 y hasta 2019 por Nursultán Nazarbáyev.
Tokayev intentó calmar la situación anunciando la renuncia del gabinete, sin ningún efecto. El gobierno impuso un toque de queda y declaró el estado de emergencia. Las
comunicaciones están perturbadas y hay un bloqueo de las señales de móviles, así como cortes de Internet y de servicios de mensajería.
LEG