La descalificación pública que hizo el presidente Andrés Manuel López Obrador de una decisión tomada por el secretario de Relaciones Exteriores (SRE) Marcelo Ebrard tiene amplias connotaciones políticas internas.
El Presidente tomó dos decisiones que quitan autoridad a Ebrard: la primera, enviar un representante a la toma de posesión del dictador mDaniel Ortega y la segunda designar a un “luchador social’’, sin mayor experiencia que haber sido presidente municipal de Juchitán, como embajador de México en Venezuela.
Las decisiones presidenciales ocurren justo cuando se realiza el encuentro anual de cónsules y embajadores de México en el mundo, es decir, en la fecha que se considera el día del canciller en turno, cuando todos los mexicanos en el Servicio Exterior vienen a recibir línea del Gobierno.
La noche del domingo, después de un amplio debate sobre el por qué México no debería enviar un representante gubernamental a la toma de posesión del tramposo de Ortega, que encarceló a todos los opositores para reelegirse por cuarta ocasión, la SRE comunicó que no habría ningún representante del Gobierno en la ceremonia.
Pero López Obrador dijo en su homilía mañanera que “sería una imprudencia’’ no enviar a un representante a tan relevante acto al que solo acudieron dictadores, y anunció que el encargado de llevar la representación del país sería el encargado de negocios de la embajada mexicana en Managua, Ramiro Ayala.
En el caso de Venezuela, López Obrador propuso como embajador al oaxaqueño Leopoldo de Gyves de la Cruz, dos veces presidente municipal de Juchitán y fundador de la Coalición Obrera Campesina Estudiantil del Istmo (Cocei), que tantos dolores de cabeza ha dado a los gobiernos locales desde mediados de los ochenta,
De Gyves organizó a los pobladores de una zona del municipio para que no pagaran sus recibos de luz por considerarlos caros en una zona en la que se produce energía eólica.
Cierto, se puede argumentar que, en el caso de Ayala en Nicaragua, el nivel del representante fue menor, pero eso no elimina el hecho real de que México convalidó -si se quiere de manera vergonzante- la victoria de un dictador que pasó por todo el catálogo de derechos humanos en su país.
Y de “Polo’’ de Gyves se podrá decir que es un representante menor y que su nombramiento puede dimensionar la importancia que México le concede a las relaciones con Venezuela, es decir, que no tiene mayor relevancia que puede enviar incluso a un neófito en cuestiones internacionales para representar a nuestro país.
¿En ambas decisiones estuvo de acuerdo Ebrard o comenzaron a aplicarle, temprano, la misma práctica que terminó con la salida de Urzúa y Herrera de la Secretaría de Hacienda?
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No fue para nadie una sorpresa que la candidatura al Gobierno de Hidalgo por la coalición PAN-PRI-PRD fuera asignada a la diputada Carolina Viggiano, secretaria general del tricolor y esposa del coordinador de los diputados priistas, Rubén Moreira.
Lo que sí fue sorpresa es que un día antes del anuncio que se conocía hace meses, el presidente del PRI, Alejandro Moreno, se haya reunido con el gobernador Omar Fayad para “limar asperezas’’.
La foto de la reunión es toda una editorial: la risa de Alito con el brazo sobre el hombro de Fayad con su póker face.
Como sea, Viggiano irá en contra de Morena…Y del gobernador que, dicen los priistas locales, se la tiene jurada a los priistas.
A ver.
LEG