Resulta que, en medio de la peor crisis de credibilidad y popularidad del actual régimen, a Caminos y Puentes Federales (Capufe) se le ocurre subir las tarifas de las autopistas.

En un país de instituciones, donde rigiera la lógica y el sentido común, sería impecable el argumento de Capufe de tener que ajustar los precios del peaje de su red de caminos y autopistas, como consecuencia de los incrementos inflacionarios extraordinarios.

Ahí están como evidencia los altos costos de los materiales de construcción que se necesitarían para mantener los caminos en buenas condiciones.

Sin embargo, de entrada, la primera carta de presentación de la Capufe de la 4T es la pésima condición en que se encuentran los caminos que administra. Nunca, por ejemplo, había estado tan maltratada y peligrosa la autopista México-Cuernavaca.

El asfalto tiene grietas y baches que ponen en peligro la estabilidad de autos, motos y camiones que ahí circulan, la señalización se ha deteriorado, el comercio informal se ha apropiado de un tráfico que se paraliza por la falta de inversiones en su ampliación.

Y a esa pésima autopista le habían recetado un incremento del 13%, que nada tiene que ver con la inflación del 7%. Por supuesto los automovilistas se enojan porque pagan mucho por un mal servicio.

Sería bueno conocer el destino de esta recaudación, porque ciertamente no se aplica en mantenimiento.

Pero, además, Capufe receta los aumentos en toda su red de caminos justo cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador se enfrenta a la realidad de quedar al descubierto con un discurso hueco de austeridad y de combate a la corrupción.

Ahí, cuando muchos de sus seguidores empiezan a darse cuenta de la realidad, viene el varapalo de un aumento en las tarifas que afecta más su castigado bolsillo.

Capufe le regaló al Presidente un incremento al costo del peaje en el camino que llevará a los ciudadanos al lejanísimo y mal comunicado aeropuerto de Santa Lucía a tan solo un mes de su inauguración.

Además, este aumento de Capufe resultó coordinado con incrementos en otras autopistas del país que están concesionadas, lo que se parece mucho a un delito de colusión de precios.

Así que, con autopistas y carreteras con pésimo mantenimiento, en medio de fuertes incrementos en los precios que pagan los clientes electorales de la 4T, con un Presidente en caída libre en su popularidad y además con un anuncio de aumentos el martes, vamos, ni siquiera se esperaron a la noche del viernes; en medio de todo esto, Capufe quedó muy mal.

Tanto, que la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), evidentemente por instrucciones directas de la casa presidencial, echó para atrás el incremento en las tarifas de las carreteras.

No llama la atención la impericia del régimen para operar ese tipo de incrementos, pero sí que es de llamar la atención que Capufe dejó claro que, si suspenden hasta nuevo aviso los incrementos, fue por instrucciones directas de la SICT.

Vamos, son populistas, expertos en propaganda, pudieron haber vendido algún mensaje de solidaridad con el pueblo. Pero no, dejan ver, transparentan, un pleito interno. Todo mal pues.

 

@campossuarez