La sequía en algunas regiones del mundo ha dañado a la producción mundial de cereales y contribuye al alza de precios cada dos años desde 2007, advirtió hoy la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

 

En un mensaje ante la apertura de la Semana Mundial del Agua en Estocolmo, Suecia, la FAO resaltó que se hace necesario transformar el modo en que se utiliza, y despilfarra, el agua a lo largo de toda la cadena alimentaria.

 

En un discurso pronunciado este lunes en la ceremonia de apertura  de la Semana, el director general de la FAO, José Graziano da Silva destacó que “no hay seguridad alimentaria sin seguridad hídrica”.

 

Señaló que el reciente informe de la FAO, “el estado de los recursos de tierras y aguas del mundo para la alimentación y la agricultura”, advierte que la escasez de agua y la contaminación suponen un riesgo cada vez mayor para los principales sistemas de producción de alimentos en todo el mundo.

 

“La agricultura, tal y como la practicamos hoy en día, es también una de las causas de este fenómeno, ya que representa el 70 por ciento del total del uso de agua dulce “, dijo Graziano da Silva.

 

Sin embargo, Da Silva añadió que el sector de la producción alimentaria también ofrece un enorme potencial para cambiar la forma en que el mundo utiliza el agua.

 

“La agricultura es la clave para el uso sostenible del agua, para conseguirlo y satisfacer la creciente demanda mundial de alimentos tenemos que producir de una manera que conserve el agua, la utilice de manera más sostenible e inteligente, y ayude a la agricultura a adaptarse al cambio climático”, añadió.

 

Con ese fin, la FAO propone un nuevo marco para la gestión del agua en la agricultura: “Afrontar la escasez de agua: un marco de acción para la agricultura y la seguridad alimentaria”.

 

El marco de acción de la FAO subraya en particular la importancia de la modernización del riego; el mejor almacenamiento del agua de lluvia en las explotaciones; el reciclaje y reutilización; el control de la contaminación y la sustitución y reducción del desperdicio de alimentos.

 

El organismo de la ONU resaltó que la reducción de las pérdidas post-cosecha debe formar parte de cualquier estrategia para afrontar la escasez de agua.

 

Según la FAO, de todos los alimentos producidos en el mundo, el 30 por ciento, equivalente a 1.3 millones de toneladas, se pierde o desperdicia cada año a lo largo de la cadena de valor desde el campo a la mesa.