LÍMITE. Un hombre sostiene un hueso de res frente a un grupo de policías antidisturbios en Venezuela, donde la gente exige el aumento de salarios y pensiones, y que les sean pagados en dólares. “Salario mínimo igual a canasta básica”, demanda algún cartel.
Esta semana, el hambre, la pobreza, la inseguridad social y el repunte de violencia fueron combustible para protestar en todo el mundo. A pesar de la distancia, Europa, Asia, África y América Latina atestiguan el cansancio de sus sociedades, que exigen soluciones reales a sus problemáticas.
En la mayoría, el alza en el precio del combustible es la medida que agota la paciencia de la gente, pues invariablemente impacta en el aumento al costo de la vida, afectando principalmente a quienes cuentan con menos recursos. Seguridad social y el combate a la violencia son, desde hace mucho, las demandas en Colombia, Sudáfrica y Perú. El impacto de la guerra y la desigualdad económica azotan particularmente al sur global, que a menudo paga los platos rotos.
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