Después de dos años, dos investigaciones, y un primer paquete de multas interpuestas para el primer ministro británico y demás miembros de su gabinete, ayer Boris Johnson plantó cara ante el Parlamento una vez más para pedir disculpas por su implicación dentro del partygate, un escándalo que a principios de año amenazaba su permanencia en el puesto… hasta que el estallido de la guerra en el este de Europa acaparó la atención de los parlamentarios, y el líder pagó su multa.
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“Con toda humildad, repito mis disculpas de todo corazón”, dijo el premier, desatando una sonora risotada en las bancadas de la oposición.
Hace una semana, Johnson se convirtió en el primer líder en funciones que es multado por infringir la ley, haciéndose acreedor a una de las 50 infracciones… ¡por 65 dólares! emitidas por las autoridades.
Este primer paquete de multas alcanzó a los asistentes de una fiesta de cumpleaños que se celebró el 19 de junio de 2020, cuando las reuniones sociales estaban prohibidas a causa de la pandemia por Covid-19.
Pero aquella fiesta es tan solo una en una docena de eventos -desde celebraciones navideñas hasta fiestas de despedida-, que están bajo investigación de Scotland Yard.
En el Parlamento, el nacionalista escocés Ian Blackford acusó a Johnson de disculparse solo tras haber sido descubierto, y señaló que “si tuviese alguna dignidad no solo se disculparía sino que dimitiría”.
Demandas de este tipo surgieron con fuerza en el Parlamento desde que se descubrió el escándalo, a finales del año pasado, pero cesaron una vez que Rusia decidió poner en marcha su “misión especial militar” en Ucrania a finales de febrero, pues la idea de cambiar de administración mientras hay una guerra en desarrollo en Europa no parecía sensata.
Aún así, algunos en la bancada conservadora parecían de nuevo determinados a promover un cambio de dirigente, promoviendo una votación en la que se determine si el premier mintió o no.
CON INFORMACIÓN DE AFP
LEG