Mañana se celebra una de las fiestas más importantes del mundo musulmán, el Eid al-Adha. En territorios como Pakistán, Siria, India, Afganistán, Indonesia y Palestina, la gente vuelve a sus ciudades de origen, los mercados se abastecen, y los animales que han sido criados para la “Fiesta del Sacrificio” son puestos a la venta.
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La celebración consiste en matar a un animal -una vaca, un cordero, una cabra o un camello- en memoria de Abraham, el primer musulmán según el Islam.
Para llevar a cabo el sacrificio se deben cumplir una serie de reglas conocidas como “halal”, que aseguren que los animales son asesinados de manera digna, sin sufrimiento, para luego consumir platillos elaborados con la carne.
Esta tradición ha sido cuestionada duramente por culturas occidentales en las que ya han comenzado a prohibir el uso de animales en ciertas prácticas, pero donde el consumo de carne es habitual y conlleva procedimientos poco éticos.
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