Son las 5:00 horas en el Centro de Transferencia Modal (Cetram) Pantitlán y miles de personas comienzan a abordar las unidades de la Red de Transporte de Pasajeros (RTP) que sustituyen a la Línea 1 del Metro, cerrada hasta Salto del Agua.
A las afueras del subterráneo, la gente se forma guiada por elementos de la Guardia Nacional y la Policía del Transporte, quienes amablemente dan las últimas indicaciones a los que descienden corriendo de las combis para alcanzar asiento.
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“Por favor en orden para que no nos atrasemos” y “se va para Balderas, con tarjeta o dinero en mano por favor para acelerar la subida”, son algunas de las frases que funcionarios federales y locales repiten constantemente, pues cada minuto cuenta para que todos lleguen a su destino.
Previsto para un trayecto de 40 minutos, en algunos casos tardó más de una hora, debido a congestionamientos viales en algunos puntos.
Finalmente, ya en Balderas, un mar de gente desciende al Metro, a la terminal provisional del tramo que sí funcionará los próximos ocho meses (hacia Observatorio) para abordar el Metro.
“Se tardó mucho, nada que ver con el tiempo del Metro, ya vimos cuánto tarda y pues ahora a medirle para los siguientes días”, dice Roberto, uno de los usuarios, desolado porque llegará tarde al trabajo.
A las afueras de la estación, Martí Batres, secretario de Gobierno local, se apersonó para vigilar el movimiento de personas: “Dos mil 500 elementos del gobierno de la Ciudad de México de diversas áreas están auxiliando en todas las estaciones, incluyendo a secretarios, incluyendo a los titulares de las diversas dependencias”, explica.
También destacó que el horario de las 7:00 a las 9:00 horas de la mañana es el más difícil para esta línea, ahora sustituida por una ruta de autobuses.
LEG