Ese cabello desaliñado no presagiaba nada bueno. Desde que Boris Johnson, el alcalde de Londres había buscado desesperadamente y sin compasión acabar con la entonces Primera Ministra, Theresa May, para hacerse él su sucesor.
Aprovechó la debilidad del Brexit, la salida rápida y mal pensada de Gran Bretaña de la Unión Europea. La mujer a la que la historia le había encomendado esa transición del divorcio entre el Reino Unido y la Unión Europea había fracasado o, más bien la habían hecho fracasar
Entonces llegó él, con ese aspecto de señor despistado y esos pelos güeros parados desafiando a la propia gravedad.
La mayoría de sus compañeros conservadores estuvieron de acuerdo en que fuera él quien llevara la nueva etapa para el Reino Unido; y que esa salida fuera ordenada y beneficiosa para la isla.
Pero no fue así. La gestión del Brexit fue mucho más negativa. Para empezar los británicos tenían que pagar los platos rotos de la fiesta y la broma costaba 100 mil millones de dólares que tenía que desembolsar el contribuyente.
Entonces llegaron los problemas. Los aranceles se dispararon y muchos supermercados británicos sufrieron un desabasto casi sin precedentes. Las huelgas de los camiones, la subida del precio de la gasolina, contribuyeron a ello. La inflación subió y la vida se encareció. Pero el golpe definitivo para ver cómo su vida política caía en picada fue cuando se descubrió las grandes fiestas que realizó con su gabinete en plena pandemia. Mientras los ciudadanos británicos estaban encerrados en sus casas, viviendo uno de los encierros más restrictivos del planeta, Johnson y su equipo disfrutaban de fiestas exclusivas, festejando lo que no se podía festejar. El planeta vivía un encierro global.
El pasado año murió el Duque de Edimburgo, marido de la Reina Isabel II. Si algo aquí en este país se respeta es a la familia real. Los británicos no perdonan que Johnson siguiera haciendo esas fiestas en días tan luctuosos. Sus explicaciones pidiendo disculpas sólo le hundieron más.
Ante la presión popular tuvo que dimitir, aunque será hasta octubre cuando deje el cargo.
Pero hay algo negativo en su partida, Johnson era un gran vínculo entre la OTAN y el presidente ucraniano Zelenski. Habrá que buscar a otro interlocutor de su partido que entienda cuál es la línea a seguir en la ayuda a Ucrania.
@pelaez_alberto