José Ureña

Dos imágenes para iniciar esta columna:

-El memorial a los agentes federales muertos en la lucha contra la delincuencia ha sido cubierto con lonas en la sede de la Guardia Nacional.

-Y el monumento de la Cápsula del Tiempo, en teoría con vigencia de 2017 a 2067, está carcomido y abandonado mientras se derruye a la intemperie.

Son resumen de un fenómeno en marcha:

La aniquilación de la añosa y legendaria Policía Federal de Caminos (PFC), con sus oscuros y sus claros según le haya ido a viajeros y automovilistas.

Consecuencia lógica de un fenómeno nacional: las Fuerzas Armadas -en este caso con dominancia de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena)- asumen cada vez más tareas en la vida nacional.

Y lógico, la seguridad es una de ellas.

En este empeño han sido despedidos, vía jubilación voluntaria y adelantada, más de cuatro mil elementos capacitados por el Estado mexicano y con experiencia de decenios en la mayoría de los casos.

A DISPOSICIÓN DEL JEFE

Otro dato de desprecio hacia los civiles:

Las ceremonias de festejos y principio de cursos se realizan en el Colegio Militar, no en la sede de la Guardia Nacional y menos en el gran centro de adiestramiento de la propia corporación.

No es cuestión de espacios.

Si no hubo representación del Poder Ejecutivo y presencia de su titular para honrar a los marinos y héroes caídos tras la captura de Rafael Caro Quintero, tampoco homenaje a vigilantes carreteros en sus funcionales instalaciones de San Luis Potosí.

En esta extinción no caben excepciones y uno de quienes va a la calle es Nicolás González Perrín, quien presume el mérito de haber detenido a Joaquín El Chapo Guzmán para dar paso a su extradición.

Puede sacar beneficio: si ya publicó un libro sobre aquel suceso en Sinaloa, según su propósito puede idear otro texto para decir a la gente cómo es posible lo imposible.

No es equivalente a policía de crucero: presume título de abogado, ha sido agregado en las embajadas de Estados Unidos y Canadá y contaba con el rango de comisario en la Federal de Caminos.

Pero el tema no es individual: afecta a miles de agentes encargados de las carreteras del país y pronto se sumarán administrativos y personal de apoyo en servicios especiales.

Según un memorándum interno, pronto pasarán a disposición del comandante de la Guardia Nacional, el general Luis Rodríguez Bucio, en espera de su destino final.

A CAPACITAR MILITARES

No es deseable.

Pero si pronto se encuentra a parte de estos desempleados en el bando contrario, deberá entenderlos como su única alternativa a la mano luego de su capacitación.

Recordemos a los históricos Gafes, aquel Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales del Ejército Mexicano varios de cuyos integrantes, al verse desempleados, formaron a partir de 2004 un grupo criminal nacido en Tamaulipas.

Ahora todavía quedan algunos en funciones, sobre todo los considerados comisarios o responsables de regiones o estados, concentrados en la Ciudad de México o enviados a regiones de alto riesgo.

Aunque su suerte esté echada, algunos han sido seleccionados para capacitar a los soldados predestinados a ocupar sus espacios cuando culmine la militarización.

LEG

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