Llegó la hora para Guillermo Ortiz. A la muerte del empresario Roberto González Barrera, la cabeza visible y ejecutor de las decisiones importantes en el Grupo Financiero Banorte durante la última década, es Ortiz Martínez quien toma el relevo al timón del tercer grupo financiero del país y, sin duda, uno de los que mejor se ha gestionado, entre los bancos que operan en el país, junto al español BBVA Bancomer de acuerdo a los indicadores disponibles.
La tarea para Ortiz no será nada fácil. Si bien es un hombre con amplia experiencia en la administración pública en cargos de alto nivel -como conducir la secretaría de Hacienda o encabezar la Junta de Gobierno del Banco de México- ésta es su primera experiencia en una posición ejecutiva en el sector privado. Y es que las presiones que imponen los competidores del mercado, la exposición a las demandas de los consejeros y las exigencias propias de los inversionistas por alcanzar resultados, no eran asuntos cotidianos para el ex funcionario público.
Si bien Roberto González Barrera ejercía el control de la sociedad con 14.83% de las acciones, porcentaje que incluye la de sus hijos Bertha y Juan Antonio González, también son relevantes las posiciones accionarias que mantienen Alicia Montemayor de Villarreal, Javier Martínez Ábrego, la posición accionaria aún vigente de los socios de IXE, así como las diversas posiciones accionarias de bancos de inversión (por cuenta de terceros) como JPMorgan, Bank of New York Mellon, BNP Paribas, Citibank, State Street Bank, entre otros. Accionistas que, ahora, exigirán cuentas a la administración que encabeza Ortiz y a quien no conocen -a ciencia cierta- en su rol de banquero privado, dado que la figura, presencia y experiencia empresarial de Roberto González Barrera era abrumadora en todos los rincones de Banorte, generando un clima de confianza entre los accionistas.
Pero Ortiz también enfrentará el reto de la sucesión accionaria de Don Roberto que aún no ha sido dada a conocer. Si bien sus hijos Bertha y Juan figuran como accionistas con una sexta parte del paquete accionario atribuido a Don Roberto, es probable que una parte importante del paquete personal de Don Roberto se distribuya entre el resto de sus hijos, entre los que figura su hija Graciela, esposa de Carlos Hank Rhon, dueño del Grupo Financiero Interacciones y con quien, en algún momento, hubo negociaciones para fusionar ambos grupos. Así que el presidente de Banorte tendrá que echar mano no sólo de sus mejores habilidades políticas, que las tiene, para conducir este barco; sino también dejar constancia, rápidamente, que tiene olfato y capacidad suficientes para hacer crecer los negocios de Banorte.
La llegada de Guillermo Ortiz al banco fue producto de su larga amistad con Roberto González Barrera, quien siempre supo granjearse a los funcionarios clave del gobierno, a los líderes priistas y fue uno de los principales financiadores de sus proyectos políticos.
Ortiz fue el candidato idóneo para encabezar el banco, según Don Roberto. Ahora Ortiz tendrá que confirmarlo ante los accionistas.
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