Si en la mañanera presidencial presentaron un video de más de dos minutos en el que la senadora panista Kenia López Rabadán, criticaba ferozmente al presidente López Obrador, ¿por qué no presentar en el Senado, de mayoría morenista, el libro “El Imperio de los Otros Datos: Tres años de Falsedades y Engaños desde Palacio’’?

Y para que la cuña apriete, ¿por qué no lo presenta el coordinador de los senadores de Morena, Ricardo Monreal, teniendo como comentaristas a uno de los periodistas más odiados de la 4T, Joaquín López-Dóriga?
¿Qué podría salir mal?

Monreal, en su discurso, se refirió a la pluralidad, a la tolerancia que, dijo, “se practica en el Senado’’.

Recordó que, en 1997, cuando era senador, aceptó una invitación para presentar el libro “La Neta’’, de la periodista Manú Dornbierer, en la que se criticaba ferozmente al presidente Ernesto Zedillo, lo que le costó la candidatura al Gobierno del estado por el tricolor.

Aún así ganó la gubernatura pero por el PRD, partido al que se afilió por invitación del hoy presidente López Obrador.

El discurso de la tolerancia y la pluralidad, conceptos ausentes en el discurso oficial, le ganaron aplausos, seguro también simpatías y algunos que otros votos a Monreal, pero hicieron que en Palacio Nacional prohibieran el aguacate por lo menos hasta las fiestas patrias.

Y es que Monreal se ha convertido en una piedra en el zapato presidencial.

El Presidente se ha encargado de dejar de manifiesto, en cuanta ocasión se le presenta, que para él solo existen tres corcholatas: Claudia Shienbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López.

Al evento en el que fue reinaugurado el Recinto Parlamentario en donde se discutió la Constitución de 1857, dentro de Palacio Nacional, fueron invitados los precandidatos preferidos pero no Monreal, que ha dejado de acudir a la oficina presidencial desde hace año y medio.

López Obrador reconoció, días antes de tomar posesión como Presidente de la República, que solo tenía dos compromisos: uno con Héctor Vasconcelos, quien originalmente sería el secretario de Relaciones Exteriores, y con Ricardo Monreal al que le había prometido la coordinación de los senadores de Morena.

“Pero se los dejo a su consideración’’, dijo a los senadores durante una reunión antes de que inaugurará el primer periodo de sesiones de la actual Legislatura.

No se sabe ahora si López Obrador seguirá respetando el compromiso con el zacatecano, que sigue hablando bien de él, lo defiende, pero que con acciones como la presentación del libro que cuestiona la credibilidad de los dichos presidenciales, también se da el lujo de criticarlo ya no veladamente.

Un lujo que sólo él se puede dar.

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Ayer se informó que la Suprema Corte de Justicia de la Nación discutirá el 5 de septiembre próximo un proyecto del ministro Luis María Aguilar, en el que se propone declarar la inaplicación de la prisión preventiva oficiosa.

Esta figura se creó en la reforma judicial de 2019 con la ampliación del catálogo de delitos, pese al rechazo de la oposición y organizaciones de la sociedad civil que alertaron sobre los peligros que representaba para los derechos humanos.

El propio presidente de la Corte, Arturo Zaldívar, se ha manifestado en contra de la medida, que además es contraria al sistema penal acusatorio al negar la presunción de inocencia, además de violar tratados internacionales sobre derechos humanos firmados por México.

Habrá quien esté en contra de esta decisión argumentando que el incremento de la delincuencia la justifica, pero lo cierto es que ha sido una medida abusiva.

LEG