Vaya cátedra de mala práctica parlamentaria dieron la semana pasada los senadores y diputados federales. Dos actos claros de falta de respeto por las leyes y un pilón es lo que observamos en la elección de la nueva Mesa Directiva del Senado y en la sesión de Congreso General.

El miércoles pasado, los senadores tuvieron que elegir a su nuevo presidente y con él a quienes serán los vicepresidentes y secretarios de la Mesa Directiva; es decir, del órgano de gobierno del Senado.

Pero al morenista Alejandro Armenta le ganó la soberbia y evitó cabildear y pedir el apoyo de las bancadas de oposición para lograr una elección tersa; lo que deja claro que no quiso hacer ningún tipo de compromiso con la oposición y se avizora una conducción de las sesiones plagada de intolerancia.

El no haber cabildeado su nombramiento le valió a Alejandro Armenta ser el presidente del Senado que menor número de votos ha obtenido en su elección desde el año 2000, cuando inició la alternancia en los órganos de dirección del Congreso; además que de forma inédita se dieron en la práctica tres procesos de votación, aunque legalmente sólo contaron dos de ellos porque del primero no se supo el resultado. 

Desde una noche antes, el denominado Bloque de Contención integrado por la oposición, ya había pactado con el líder de la mayoría en el Senado, Ricardo Monreal, que lo postularían para ser presidente del Senado y con ello hacer valer los equilibrios y cumplir la Constitución, incluso se sabía que había diez senadores de la bancada mayoritaria de Morena que en las iniciativas del Ejecutivo votarían con la oposición.

Después de dos votaciones fallidas (una no legal) en la que Armenta no alcanzaba ni siquiera los votos de su bancada y de los aliados del Verde y Encuentro Social, la oposición decidió proponer a Ricardo Monreal como presidente del Senado y obtuvo 52 votos, pero Alejandro Armenta obtuvo 65; es decir que finalmente alguien dio la instrucción a los aliados para que apoyaran a Armenta, lo que generó el enojo del PAN, PRI, MC, PRD y Grupo Plural al acusar que Monreal no cumplió con el acuerdo que tenían.

El otro hecho insólito fue que a pesar de estar estipulado en la Ley que la sesión de la instalación del Congreso General y la entrega del informe de Gobierno tiene que ser a las 5 de la tarde del 1 de septiembre de cada año; los diputados federales de Morena decidieron no presentarse a la sesión hasta que terminara el Cuarto Informe del presidente López Obrador, quien, en una acción desafiante, lo hizo en el mismo horario en que tenía que llevarse a cabo la sesión en el Congreso.

¡Ah! y el pilón fue la senadora de Morena, Claudia Balderas (la más joven del Senado), quien prefirió salirse de la elección de la Mesa Directiva y en los pasillos del Senado abofeteó, pateó, empujó y tiró al suelo a su prima y empleada de ese órgano legislativo. ¡Vaya agresividad!

 

Y en Pregunta Sin Ofensa:

Y hablando de informes. ¿Encontró algún logro real del Gobierno federal? porque el AIFA sigue sin gente, la refinería todavía no refina y de la violencia… mejor ni hablamos.

 

      @aguilarkarina