El Gobierno de la 4T se encuentra a dos fuegos: un libro que antes de ser puesto en los escaparates ya es un éxito de ventas y la filtración de millones de documentos considerados clasificados que amenazan con derribar su imagen.
¿Y qué hizo el Gobierno? Minimizar los hechos hasta la categoría de comedia.
O no entendió la magnitud del tsunami informativo que se avecina o tiene una fe ciega en sus operadores para evitar que esto ocurra.
Ni siquiera el ejército de militantes -o bots- que se movilizaron para denostar la información que presentó Carlos Loret logró cambiar la narrativa.
Si no lo cree, revise las tendencias en las benditas redes sociales del fin de semana.
El presidente López Obrador ha querido hacerse pasar por víctima y desde ahí sus estrategas mediáticos buscan cambiar la percepción ciudadana.
“Así enfermo y todo, se levanta a las 4 de la mañana para trabajar por México’’, fue la frase que permeó en todas las cuentas que defendieron al mandatario.
Y si bien la salud del jefe del Ejecutivo es un asunto que importa al país por sus implicaciones políticas, el tema no solo es el hipotiroidismo o la gota que padece.
En el fondo, el “Rey del Cash’’ y el hackeo de los servidores de la Secretaría de la Defensa Nacional amenazan con derrumbar los pilares morales en los que se sostiene el Gobierno de la 4T y el propio Presidente.
La información que surgirá en los próximos días y semanas, serán cruciales para el proyecto lopezobradorista de transformación, cierto, pero también para la seguridad del país.
¿Qué más hay, además de la verdad sobre la salud presidencial, los más de 36 millones de documentos que la organización guacamaya hackeo a la Defensa Nacional? ¿Qué pruebas aportará Elena Chávez en su libro que ningún morenista pueda negar, si ella fue, como esposa de César Yáñez, el brazo derecho de López Obrador por muchos años, testigo de primera fila?
La información que podría surgir en las próximas semanas podría ser otro terremoto septembrino, con la diferencia de que, por lo menos, dejaría cuarteaduras suficientemente grandes en el sistema político actual, como para desalojarlo por peligro de derrumbe.
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El cambio de Gobierno en Tamaulipas fue el balazo de inicio de la temporada de caza.
El trofeo principal será la cabeza del exgobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca, quién no acudió a la ceremonia de cambio y de quien se dice, está desde hace varios días en Estados Unidos, país del que también es ciudadano.
Y como la transición no fue nada amigable entre Cabeza de Vaca y Américo Villarreal, como sí lo fue en Quintana Roo entre Carlos Joaquín González y Mara Lezama, no hay posibilidad de que se hable de un “pacto’’ para olvidar las acusaciones que pesan sobre el exgobernador tamaulipeco.
Ya se verá si Villarreal se dedica a las venganzas partidistas o decide gobernar.
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Previsiblemente, las bancadas del PRI y de Morena habrían alcanzado un acuerdo para modificar la minuta que recibieron de los diputados para extender por cuatro años más la presencia militar en tareas de seguridad pública.
Se entiende que hubo acuerdo porque se tiene previsto que el documento sea discutido hoy en las comisiones de Gobernación y Puntos Constitucionales Segunda, y que mañana martes sea discutido y aprobado en el pleno.
¿Qué fue lo que aceptaron Morena y, desde luego, la Secretaría de la Defensa?
LEG