La confianza de la ciudadanía en sus instituciones públicas se gana poco a poco. Un paso tras otro en la dirección correcta lleva, pacientemente, a consolidar su credibilidad por encima, incluso, de las naturales críticas. Pero también unos pocos pasos hacia atrás conducen, inevitable y velozmente, a tirar a la basura lo que poco que se consiguió.

 

Esta última tendencia es la que está siguiendo la Comisión Federal de Competencia. Preocupa lo que viene ocurriendo desde hace tiempo al interior del Pleno de Cofeco por las decisiones tomadas en casos de alta envergadura.

 

La más reciente es la multa, por casi 54 millones de pesos, aplicada a Televisa por incumplir una de las condiciones que la propia autoridad le impuso en 2006 para adquirir 50% de TVI, una cablera que opera en Nuevo León. La multa se aplicó porque Televisa violó dolosamente la regla impuesta por Cofeco de no tener consejeros cruzados en dos o más empresas competidoras. Sin embargo, según Cofeco, Televisa lo hizo -y de allí el dolo- durante 14 meses.

 

Los condicionamientos que impuso Cofeco a Televisa para comprar TVI fueron obligatorios por lo que su violación llevaría a la ruptura de la operación. Así lo dice la autorización: “Cualquier incumplimiento a cualesquiera de las condiciones a que se sujeta la autorización de la concentración tendrá como consecuencia directa e inmediata que quede sin efectos la autorización de la concentración”. Sin embargo, por tres votos a dos, el Pleno de Cofeco decidió hacer caso omiso a su propia resolución, aplicó una multa y -graciosamente- “advirtió” que en caso de reincidencia de Televisa -ahora sí- aplicaría lo que dice su resolución.

 

Una decisión de la autoridad antimonopolios que, en el mejor de los casos, deja serias dudas sobre su congruencia.

 

El asunto es que esta resolución viene poco después de que el propio Pleno condicionara (frágilmente) la operación de compra de 50% de Iusacell por parte de Televisa. “Condicionamientos” que, a la luz de lo resuelto por Cofeco en el caso Televisa-TVI, lucieron más como pretextos para autorizar lo que pedían las televisoras. Tan sólo unas semanas antes, Telcel también había sido favorecida con una resolución de Cofeco en la que se le condonó una multa por casi 12 mil millones de pesos a cambio de una serie de “compromisos” por parte de la empresa de telecomunicaciones, muchos de ellos bastante cuestionables como lo comentamos aquí en su momento.

 

Por ello la pregunta es, ¿qué pasa con el Pleno de la Comisión Federal de Competencia cuyas decisiones clave sobre los grandes regulados dejan sembradas tantas sospechas, que están haciendo trizas la poca confianza institucional que habían ganando?

 

Y no se trata de simples percepciones. Ayer la prensa reportaba los resultados de un análisis de The Competitive Intelligence Unit sobre la nula inversión extranjera en telecomunicaciones en los últimos años. Nada para sorprenderse en un mercado dominado por unos cuantos jugadores, con reglas a modo para conservar su dominio y aplastar a sus competidores y con instituciones regulatorias débiles que están perdiendo aceleradamente la confianza de los ciudadanos y de los inversionistas.

 

samuel@arenapublica.com | @SamuelGarciaCOM | www.samuelgarcia.com

 

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