Enrique Peña evadió la crítica que le hizo el empresario Claudio X. González Guajardo de acabar con el dominio del SNTE en la educación, así como poner punto final al abuso de las comisiones sindicales, que son 22 mil 253 y tienen un costo de mil 700 millones de pesos anuales.
En la reunión anual de los 300 Líderes Mexicanos estuvo presente el presidente electo Enrique Peña, pero también había sido invitada, aunque no asistió, la maestra Elba Esther Gordillo.
En su discurso respecto del tema educativo, Claudio X. González señaló que el Estado debe recuperar la rectoría de la educación, que fue el único punto en el que el presidente electo manifestó una total coincidencia, al subrayar su reafirmación de que la educación sólo le compete al Estado.
Pero la propuesta del empresario de que se acabe con el dominio sindical, la selección de los maestros, los pagos y los estímulos, así como que se concursen todas las plazas, no sólo las nuevas, que se elimine la burocracia, se tenga un padrón confiable de maestros y una nueva fórmula en el presupuesto más auditable del gasto, se quedó en el aire.
El presidente no tiene amigos
En su discurso, el presidente electo también se refirió los programas sociales y señaló que supone que regalar dinero no es la mejor manera de mitigar la pobreza.
Por lo que propuso hacer programas con carácter participativo, no sólo que el Estado acerque el apoyo sino que les haga corresponsables para ser parte de una vida productiva.
Recordó que en el país hay 52 millones de pobres y 11.7 millones en extrema pobreza y que esta es una condición inaceptable para el siglo XXI.
Es por ello que recordó su propuesta de seguridad universal, que será posible si se logran impulsar las reformas estructurales para tener los recursos para combatir la desigualdad social, que es más grave que la pobreza.
Otro de los puntos a los que se refirió Peña Nieto es a la recuperación del liderazgo de México en el mundo y acotó que con Estados Unidos no sólo se tratarán los temas de la inseguridad y narcotráfico. Peña subrayó que no aspira a “ser un gran orador que encante con sus discursos, sino que aspiro a dar resultados”.
Calificó la elección presidencial como un “proceso ejemplar que difícilmente tenga parangón en la historia de México”.
Y dejo claro que “un presidente de México no tiene amigos, el único interés es el avance de la República y ese será el actuar de mi gobierno”.
Los otros cuatro oradores fueron Alejandro Martí, Federico Reyes Heroles, Gerardo Gutiérrez Candiani y Alejandro Ramírez, quien se refirió a la política social y señaló que hay 274 programas sociales, de los cuales sólo 15 tienen evaluación de su impacto, pero de cualquier forma estos datos no son tomados en cuenta por los diputados en el presupuesto.
El más llamativo
Jesús Zambrano, dirigente del PRD, fue uno de los personajes que más miradas atrajo. Primero hizo la fila para entrar al lado de la secretaria general del PRI, Cristina Díaz; se veían muy contentos platicando hasta que llegaron los periodistas.
Después, en la mesa en donde estuvo sentado con Olga Sánchez Cordero y Tristán Canales, les comentó que dos días antes de que Andrés Manuel López Obrador diera a conocer su salida del PRD, se reunieron para platicar y que habían acordado que la mejor salida era que se quedara al frente de Morena.
Explicó que fue López Obrador quien planteó esta propuesta y que él la consideró buena, por lo que se decidió que lo daría a conocer el domingo.
Asimismo, explicó que esto no tendrá mayor costo para el PRD porque tan sólo algunos diputados se saldrán de la fracción y no se espera que lo haga ningún senador. Además de que formará un amplio frente de izquierda donde participarán todos.