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Foto: Freepik / La desaceleración es global y la crisis energética no es transitoria, lo que puede prolongar aún más el debilitamiento de la actividad económica  

El endurecimiento de las condiciones financieras afectará a las economías, especialmente las de países emergentes y en desarrollo al reducirse la disponibilidad de flujos financieros hacia ellas, lo que puede causar inestabilidad macroeconómica, consideró el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).

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México no está exento de riesgos en el futuro cercano y puede verse afectado ante la contracción de liquidez a nivel global por las altas de tasas de los bancos centrales, y un menor apetito por deuda de naciones emergentes, agregó el organismo en su reporte semanal.

“Es claro que no es prudente suponer que está exento de las consecuencias de un mercado financiero global más apretado o contraído, con menos liquidez y menores flujos de capital, para esta clase de países”, apuntó.

Señaló que aunque hasta ahora México ha generado la impresión de mantener sus finanzas públicas en orden y el tipo de cambio se ha mantenido estable, su deuda pública como proporción del PIB no es muy diferente al promedio de las economías emergentes.

“Habrá que seguir con atención hasta qué punto México será tratado como una excepción o también sufrirá las consecuencias de la contracción financiera internacional, como depreciaciones fuertes del peso”, indicó.

Recordó que la desaceleración es global y la crisis energética no es transitoria, lo que puede prolongar aún más el debilitamiento de la actividad económica.

Añadió que las políticas monetaria y fiscal en los países deben estar alineadas, de modo tal que ambas contribuyan a un “enfriamiento” económico necesario para abatir la inflación.

Advirtió que las naciones pueden estar tentadas a poner en marcha políticas fiscales no alineadas con la monetaria, es decir, expansivas (aumento del gasto público y reducción de impuestos) con el objetivo de acelerar el crecimiento o mitigar la recesión.

Además señaló el riesgo que los países implementen políticas encaminadas a mitigar los efectos de una depreciación frente al dólar, como la inflación adicional presumiblemente “importada” de Estados Unidos, tales como limitaciones al comercio exterior o posibles controles de precios, “que son claramente desaconsejables”.

Expuso que los riesgos globales pueden extenderse, como la inflación, la escasez de gas en Europa, la posibilidad del resurgimiento de variedades del Covid, el deterioro del sector inmobiliario en China, así como más tensiones geopolíticas y la fragmentación de la cooperación internacional.

Destacó que dentro de esta situación global, México tiene grandes oportunidades en la “desglobalizacion”, o las tendencias hacia la relocalización de la producción.

Por ello es que se deben aprovechar rápidamente estas oportunidades, y adoptar políticas específicas, como organizar y distribuir información acerca de oportunidades para ocupar espacios de actividad en Estados Unidos que abandona China y otras naciones.

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