¿Cuándo dejará el presidente López Obrador de usar la paridad de la moneda mexicana como un indicador del inexistente éxito de su gestión? Pues cuando se deprecie el peso frente al dólar, por supuesto.
Y cuando llegue ese día dirá que la moneda perdió porque hubo un complot internacional, orquestado por los conservadores, para atacar al peso y afectar así el cierre de su Gobierno que iba requeté bien en la economía.
Todo se vale cuando hay que hacer que sus seguidores volteen a otro lugar diferente de las filtraciones de Guacamaya, de las revelaciones del Rey del Cash o de la impunidad de Pío López Obrador y muchos otros.
Cuando el Presidente habla de economía realmente no es escuchado por los mercados. Claro, siempre se pone atención a que no haya alguna decisión arbitraria que afecte más el desempeño económico, pero en general no son dichos que gocen de credibilidad en la toma de decisiones.
Le ponen atención sus seguidores y seguro que creen todo lo que les diga su líder, sea o no un hecho que pueda contrastarse con la realidad, sea algo diferente a su propia realidad.
En esa tarea le ayudan sus porristas que publican cómo la economía nos dio una sorpresa con su crecimiento del 4.7% del Indicador Global de la Actividad Económica en agosto pasado cuando se compara con el 2021. Claro, el año pasado todavía estuvo altamente afectado por la pandemia de Covid-19, pero eso no lo dicen.
Todo esto en línea con lo que asegura el Presidente, quien dice que la economía rebotó en forma de “V” después del derrumbe por el confinamiento del 2020. Falso. La explicación oficial más cercana al comportamiento que ha tenido la economía mexicana la dio el que fuera secretario de Hacienda, Arturo Herrera, quien anticipó una recuperación con la forma de la palomita de Nike.
Lo más probable es que no alcance todo el sexenio para dejar la economía como la encontraron en el 2018.
Y en cuanto al súper peso de la 4T, hay una larga lista de factores externos que lo pueden depreciar sin que sea eso necesariamente una muestra de debilidad interna.
Pero también hay muchas cosas que pueden suceder internamente que acaben por descomponer la tan presumida paridad estable de la moneda mexicana.
La ley de Ingresos recién aprobada no está en la ruta de conservar la estabilidad financiera hacia el último tramo del sexenio.
El endeudamiento del país aumentará en más del 30% el próximo año comparado con este 2022, en el que ya creció la deuda, y si no se cumplen las metas de recaudación podría haber presiones financieras al cierre del 2023.
No se antoja que haya prudencia con el gasto público y menos cuando habrá un descarado gasto electoral entre el cierre del próximo año y el inicio del 2024.
Todo eso altera las expectativas de estabilidad financiera del país, todo eso lo notan las firmas calificadoras que tienen a México en la rayita del precipicio hacia la barranca del papel basura. Y claro que el primer pararrayos de esos desequilibrios es justamente el tipo de cambio.
@campossuarez