El árbol milenario de la jícara ha dado a las comunidades del Camino Real muchas bondades y su fruta, convertida en vasija, es utilizada en los altares por el Día de Muertos para conmemorar a los que han partido, por ello, muchos pobladores ya están preparando el recipiente para la llegada de las ánimas.
Abundante en la Península de Yucatán el fruto que se cosecha y se transforma en un peculiar recipiente.
Estas piezas son clave en los altares que se acostumbra colocar durante el inicio y el fin del festejo del Hanal Pixán (comida de las ánimas). En estas jícaras las personas acostumbran a colocar pozole, atole, chocolate, bebidas tradicionales de los pueblos o se depositan tortillas o pertenencias que eran importantes para los fieles difuntos.
En mercados públicos y parques del Camino Real, al norte de Campeche, ya se pueden apreciar las jícaras para usar en las festividades de muertos.
La antropóloga Cessia Esther Chuc Uc, refiere que la historia del árbol de la jícara está ligada a la gran cultura maya, una historia milenaria que nos recuerda la lucha de los “dioses” creadores con los dioses del inframundo de Xibalbá.
Los frutos del árbol son analogías de las cabezas de guerreros que lucharon con los dioses de la muerte; “lamentablemente los dioses buenos perdieron y sus cabezas fueron colgadas en un árbol, y ese, según nos cuenta nuestra historia maya, es el árbol de la jícara”.
“Por eso, cada año, cuando recordamos a nuestros muertos vienen a saborear los alimentos, que son colocados en esos recipientes y también, en pleno día de muertos estamos recordando a Hunab kú y Xbalam-ké, cuyas cabezas fueron colgados en ese árbol milenario de la jícara”.
LEG