Al menos cuatro personas murieron hoy y varias fueron heridas en dos atentados suicidas frente al hotel en Mogadiscio donde el nuevo presidente de Somalia, Hassan Sheikh Mohamud, estaba dando una rueda de prensa.
El presidente somalí resultó ileso tras los ataques, y tampoco fue afectada una delegación de Kenia encabezada por el ministro keniano de Asuntos Exteriores, Sam Ongeri, presente en la conferencia.
El agente de la Policía de Somalia Yusuf Ali, que se encontraba vigilando el hotel, confirmó que los ataques se produjeron delante del edificio, cuando tres hombres trataron de irrumpir en las dependencias del Hotel Yazira.
Los guardas de seguridad dispararon contra dos de ellos y acabaron con sus vidas, mientras que el otro se inmoló, y en el ataque resultó herido al menos un soldado de las fuerzas progubernamentales.
Aunque todavía ningún grupo se ha responsabilizado del atentado, el suceso ocurre un día después de que los radicales islámicos de Al Shabab emitieran un comunicado en el que consideran el proceso de transición en Somalia y la elección del presidente una maniobra de occidente que no defiende los intereses del país africano.
Mohamud fue elegido presidente el pasado lunes, al obtener los votos de 190 de los 275 diputados del nuevo Parlamento somalí, en un hecho que sirvió para cerrar la transición política en Somalia, iniciada en 2004 y respaldada por la ONU.
A pesar de que el proceso político de transición se ha dado por concluido, Somalia se encuentra aún inmersa en una guerra entre las tropas de la Unión Africana, el Ejército somalí y otras fuerzas aliadas, y Al Shabab, que trata de instaurar un Estado musulmán de corte wahabí en el país.
Somalia vive en un estado de guerra civil y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barré, lo que dejó al país sin un gobierno medianamente efectivo y en manos de milicias islamistas, señores de la guerra que responden a los intereses de un clan determinado y bandas de delincuentes armados