Nominado por Brasil, Ilan Goldfajn asumirá el 19 de diciembre el cargo como presidente del BID por cinco años.
Sus prioridades son la lucha contra la pobreza y la desigualdad, no solo de ingresos sino también de género, así como el cambio climático y la inversión en infraestructura física y digital.
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“El próximo presidente va a tener que enfrentar un BID que tiene la moral baja, con muchos conflictos, mucho más ideológico, que necesita reenergizarse” pero “esto es tanto un desafío como una oportunidad”, declaró el brasileño de 56 años.
Anticipó que deberá “trabajar con gente que viene de un periodo muy conflictivo y que quiere convertir al BID en la “institución multilateral más importante de la región”, por lo que consideró esencial que el presidente sea “independiente, no partidario”.
Aunque su nombre sonaba como favorito desde que se presentó al puesto, se desconocía si contaba con el visto bueno del presidente electo brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, ya que fue designado por el ultraderechista Jair Bolsonaro, quien perdió las elecciones.
El domingo Goldfajn se describió como el “candidato del Estado de Brasil”.
“No hay nadie en Brasil con objeción a mi nombre”, aseguró previamente quien era el jefe del departamento para América Latina del FMI, puesto que queda vacante y de gran importancia para la región.
Según Goldfajn, el BID debe optimizar los recursos que ya tiene antes de aumentar el capital y recuperar “el liderazgo”, porque se avecinan tiempos difíciles que no se sabe cuánto durarán, con una inflación galopante impulsada por la guerra en Ucrania, tasas de interés al alza y una desaceleración económica mundial que amenaza con echar abajo la recuperación pospandemia.
Con información de AFP
LEG