A un costado de un cementerio de autos, y colmada de cadáveres, se encuentra la morgue de Chilpancingo, en Guerrero, como otras en el país, donde hay unos 52 mil cuerpos sin identificar.
Sin ventanas ni aire acondicionado, bajo un ambiente caluroso y en la oscuridad palpita la crisis de un sistema forense saturado por la violencia.
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Detrás de esta situación están la violencia y la precariedad que constató este medio en un recorrido por las morgues guerrerenses y otros institutos.
VIOLENCIA QUE REBASA
En la entrada de las instalaciones del servicio forense de Chilpancingo, un empleado ojea en un cuaderno los ingresos de cadáveres; encoge los hombros cuando se le pregunta por qué no están digitalizados para que los puedan consultar a nivel nacional.
Ventiladores y carretillas dañadas atiborran los pasillos oscuros hacia los frigoríficos, llenos de bolsas plásticas con restos anónimos, observó un equipo en septiembre. El incienso que queman empleados no oculta el mal olor ni espanta a las moscas.
“Los estudios para confrontar (ADN) pueden tardar meses. Mientras, los cuerpos están en nuestros refrigeradores y la familia dice 'no nos los quieren dar'. Esto crea frustración", reconoce Alfonso Ramírez, coordinador de la entidad.
Incluso en la Ciudad de México la situación es crítica, "esto se está cayendo a pedazos porque los muertos no paran de llegar y las personas siguen desapareciendo", lamenta Nuvia Maestro, una de las seis antropólogas del Instituto Forense capitalino.
Los forenses también procesan cadáveres exhumados por orden judicial para armar sus fichas, o cuerpos que encuentran parientes en tumbas secretas.
Durante una de ellas, Guadalupe llora aferrada a las fotos de Lucero, Oswaldo, Tonatiuh, Ernesto y José, sus cinco hijos desaparecidos en Jalisco. "No quisiera encontrarlos así (muertos), pero si no los puedo encontrar vivos...", afirmó en mayo en el panteón de Coyula. Hoy, aún no tiene resultados.
El impacto de la crisis lleva a tomar terapia psicológica a peritos como Dalia Miranda, coordinadora de las exhumaciones en Coyula. "Encuentras (...) cosas muy feas", dice.
"Muchas personas pensarán que no hacemos nada, pero realmente estamos trabajando", defiende su colega René Andraca en la morgue de Acapulco, donde una ficha con el rótulo de "desconocido" cuelga de un pie.
El Gobierno ha emprendido acciones como la creación de dos centros de identificación y cuatro de resguardo de cadáveres. También avanza en la conformación de un laboratorio de genética al que Estados Unidos aportará cuatro millones de dólares.
IDENTIFICACIÓN EN ENCRUCIJADA
El colapso también se explica por déficits presupuestales, de personal, de laboratorios de ADN rápidos y de un banco único de datos forenses, según expertos.
El Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU estima que en estas condiciones serían necesarios 120 años para analizar los cuerpos que documenta la asociación Movimiento por Nuestros Desaparecidos.
El subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, admitió que el país carece de capacidades institucionales para atender el rezago.
CIFRAS SIN ROSTRO
52 mil cuerpos
sin identificar se encuentran en las morgues del país, de acuerdo con activistas; la mayoría sin datos digitalizados
120 años
se requeriría par identificar los cuerpos que se encuentran en los institutos forenses de México, dice la ONU
26 mil asesinatos
suman ya en lo que va del año; la mayoría a causa del crimen organizado y muchos de ellos en las morgues mexicanas
DIFICULTAD QUE FRENA
Saben cuáles son las áreas que valoramos (para la identificación de cuerpos), como caderas o yemas de dedos y las destruyen (los criminales)”
-Nuvia Maestro
Antropóloga forense
México carece de capacidades institucionales para atender el rezago”
-Alejandro Encinas
Subsecretario de Derechos Humanos, Migración y Población
LEG
