En su primer discurso formal sobre política exterior, el primer ministro británico, Rishi Sunak, declaró que la “era dorada” de las relaciones entre el Reino Unido y China había “terminado”. Esto, un día después de que Edward Lawrence, un periodista de la BBC que cubría las protestas en Shanghái contra las restricciones de la política de “cero-Covid”, fuese arrestado violentamente por las fuerzas de seguridad locales, siendo liberado horas más tarde.
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Durante el Banquete del Alcalde Lord de Londres, una cena anual que se celebra en la capital británica y en la que tradicionalmente el primer ministro da un discurso, Sunak, de 42 años, admitió que la noción de que “el comercio conduciría automáticamente a la reforma social y política” en China fue una “idea ingenua”.
En este sentido, el jefe del Gobierno de Su Majestad reconoció que “China plantea un desafío sistémico a nuestros valores e intereses; un desafío que se agudiza a medida que avanza hacia un autoritarismo aún mayor. En lugar de escuchar las protestas de su gente, el gobierno chino ha optado por tomar medidas más enérgicas, incluso agrediendo a un periodista de la BBC.” En específico, Sunak pidió a medios y parlamentarios del Reino Unido denunciar “los abusos (gubernamentales) en Sinkiang y la restricción de la libertad en Hong Kong.”
El endurecimiento de la política exterior británica bajo Sunak tiene claros antecedentes en el Partido Conservador. A inicios de octubre, el gobierno de la fugaz primera ministra Liz Truss anunció que China sería designada oficialmente como una “amenaza” para el Reino Unido. En marzo de 2021, durante el mandato de Boris Johnson, China ya había sido categorizada como un “competidor sistémico”, algo visto con recelo por el aparato mediático chino. De forma similar, en 2019, la Unión Europea designó al país de Xi Jinping como un “rival sistémico”.
Según datos del Departamento de Comercio Internacional del gobierno británico a noviembre de 2022, China es el cuarto socio comercial más grande del Reino Unido y representa el 6.3% del comercio total (exportaciones e importaciones) de las cuatro naciones británicas; es decir, alrededor de 92 mil 900 millones de libras esterlinas. De esta cantidad, 27 mil 900 millones son producto de las exportaciones al gigante asiático, y 65 mil millones, por importaciones desde China.
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