La purga iniciada por Elon Musk en Twitter a principios de noviembre dejó sin trabajo a más de la mitad de sus empleados, muchos de los cuales emprendieron acciones legales, un proceso que promete ser largo y potencialmente costoso para el empresario.

Es imposible saber cuántas personas siguen trabajando en Twitter, ya que la empresa californiana ya no dispone de oficina de prensa.

Pero “alrededor del 50%” de los siete mil 500 empleados fueron despedidos el 3 de noviembre, según un mensaje interno. “A todos los que perdieron sus trabajos se les ofrecieron tres meses de compensación”, tuiteó Musk al día siguiente.

Cinco empleados de Twitter recientemente despedidos presentaron de inmediato una demanda colectiva contra la empresa.

Expusieron dos razones principales. Por un lado, el incumplimiento de un acuerdo celebrado antes de la adquisición de la red social por parte del fundador de Tesla.

El verano boreal pasado, la antigua dirección de Twitter había prometido a los empleados que, en caso de un plan de despidos, recibirían un determinado nivel de compensación económica.

El objetivo era “frenar las salidas” de empleados, afirma Shannon Liss-Riordan, abogada de los demandantes. Unos 700 trabajadores dimitieron antes de estar seguros de que el multimillonario se haría cargo de la plataforma.

“Entonces apareció Musk y tiró esa promesa por la ventana”, asegura la abogada.

La segunda razón refiere al plazo de preaviso de 60 días exigido por la legislación estadounidense para los despidos masivos (ley Warn, o de advertencia o aviso en español), que no fue respetada en el caso de algunos empleados.

“Twitter afirma que fueron despedidos por mala conducta, cuando en nuestra opinión formaban parte de un plan de despidos más amplio”, continúa Liss-Riordan.

Oficinas-dormitorios

La abogada también acompaña otras dos demandas colectivas, una en nombre de los empleados de un subcontratista y otra por discriminación.

Dos semanas después de los despidos, Musk impuso un ultimátum: trabajar a pleno en la oficina, o marcharse. Sin embargo, el teletrabajo es la única opción para algunos empleados con discapacidad.

La empresa, con sede en San Francisco, también es investigada por convertir algunas de sus oficinas centrales en dormitorios para los empleados que duermen allí, según la estación de radio local KQED News.

La plataforma le pidió al juez federal de San Francisco, James Donato, que desestime los reclamos de los cinco excolaboradores y les obligue a someterse a un arbitraje individual, en función de una cláusula de sus contratos.

Los demandantes, en tanto, piden al tribunal que se pronuncie colectivamente sobre si Twitter infringió la ley, antes de remitirlos a arbitraje.

“Si el tribunal opta por el arbitraje, estamos preparados para presentar cientos, si no miles, de reclamos individuales para garantizar que los empleados reciban lo que les corresponde”, afirmó Liss-Riordan.

El lunes, la abogada californiana Lisa Bloom dijo en una conferencia de prensa que buscaría un arbitraje para varios de sus clientes, antiguos trabajadores de la red social.

“Por lo general, las cláusulas de arbitraje (incluidas en los contratos) se consideran favorables al empleador y un medio para reducir costos de litigio”, describió Eric Goldman, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Santa Clara.

 

 

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