Las mujeres sobrevivientes a ataques con ácido merecen recuperar lo que les quitaron. De esa premisa parte la Fundación Carmen Sánchez para celebrar las fiestas decembrinas.
El jueves 22 de diciembre, Carmen Sánchez, Martha Ávila y María López acudieron al restaurante de comida mexicana Azul Condesa, ubicado en la alcaldía Cuauhtémoc, gracias a un convenio de colaboración que lograron en 2021.
El 20 de febrero de 2014, el padre de las hijas de Carmen Sánchez llegó a la que era su casa en el Estado de México, sacó de su chamarra un envase con ácido y le aventó el químico en el rostro y el cuerpo. El 8 de marzo de 2017, el exyerno de Martha Ávila llegó al establecimiento comercial que tenía en la entidad mexiquense y le lanzó la sustancia corrosiva que traía en un termo. El 9 de noviembre de 1988, dos hombres le rociaron ácido en el rostro a María López y la arrojaron a un río en la Ciudad de México; es el primer caso del que la fundación tiene registro en el país.
“En representación de todas las chicas de la Fundación Carmen Sánchez que están aquí presentes, o que no pudieron asistir por cuestiones de salud, agradecemos este tipo de espacios”, expresó la presidenta de la fundación que lleva su nombre.
Ximena Canseco, cofundadora de la organización no gubernamental, también estuvo presente, como en las otras reuniones que han tenido en Azul restaurantes. Fue ella quien gestionó el convenio con Gonzalo Serrano.
A la reunión no pudo asistir Esmeralda Millán, a quien el 2 de diciembre de 2018, cuatro hombres acorralaron de madrugada mientras caminaba con su mamá en el municipio de Cuautlancingo, en el estado de Puebla. Cuando estaban frente a frente, uno de ellos le lanzó a Esmeralda la sustancia corrosiva de una botella e incluso resultó salpicado; en ese momento, identificó que era el padre de su hija e hijo.
Tampoco estuvo presente Elvia Liliana, a quien el 26 de marzo de 2022 tres hombres la drogaron, la golpearon, la violaron; después, tiraron su cuerpo en un lote baldío del municipio de Guadalupe y le prendieron fuego. Sin embargo, entre lágrimas, se conectó por videollamada para dar buenos deseos a sus compañeras.
Tras disfrutar de platillos con el sello del chef Ricardo Muñoz Zurita, tales como pescado tikin xic, panuchos de cochinita y sopa de tortilla, las asistentes se dirigieron a Nostalgia Winebar para un brindis con vino.
“Nos sentimos vivas”, dijo Martha Ávila al chocar las copas con Carmen y María.
La vida de las mujeres sobrevivientes a ataques con ácido no sólo debería consistir en asistir a citas médicas o a la fiscalía.
“Este es un recuerdo que nos vamos a llevar para toda la vida”, dijo a quien de cariño le dicen Mari.
AR