Las ligas árabes se han convertido en el oasis para el retiro de muchas estrellas internacionales, que le ha dado cierta reputación a su liga y que incluso ha nutrido el nivel de sus futbolistas y lo demostraron al ser la única selección que derrotó a la campeona Argentina en el pasado mundial de Qatar 2022.
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El reciente fichaje de Cristiano Ronaldo por más de 200 millones de euros con el club saudita Al-Nassr es la punta del iceberg de una liga que ha reclutado destacados futbolistas desde 1978, cuando el brasileño Rivelino se convirtió en la primera estrella que envejecía y era seducida por los petrodólares del Golfo para terminar su carrera en Arabia.
A sus 37 años y tras cinco Balones de Oro, Cristiano Ronaldo viene a añadir su nombre a una rica lista de pesos pesados que llegaron para lograr un fuerte beneficio económico en el final de su carrera e imitar de este modo al gran centrocampista de la Seleçao que, tras su paso por el Fluminense y de ser campeón del mundo, llegó a Arabia Saudita.
Pero en aquella época, fue Al-Hilal, el gran rival de Al-Nassr en Riad, quien había fichado al brasileño por tres temporadas y con quien anotó por 39 goles y logró un título de campeón.
Después hubo una pausa en las contrataciones, pero se reanudó en 1998, cuando Al-Nassr atrajo al búlgaro y ganador por esa época del Balón de Oro, Hristo Stoichkov.
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Sin embargo, la aventura saudita del exjugador del Barcelona fue corta, aunque una Recopa de Asia figura (1994) en el palmarés de la exestrella.
Stoichkov inició la moda de los fichajes de corta duración, seguida pronto por Bebeto – un gol en cinco partidos hasta su retirada en 2002 – o Denilson, efímero jugador más caro del mundo, que estuvo dos meses en Arabia Saudita en 2007.
Esta tendencia no ha tardado en llegar a los otros países de la región y entre 2001 y 2003, el liberiano George Weah, único Balón de Oro africano hasta ahora, defendió los colores del Al-Jazira de Abu Dabi.
Campeón del mundo en 2006, el italiano Fabio Cannavaro se exilió en Dubái y al Al-Ahli en 2011, seguido un año más tarde por el goleador Luca Toni, que posó brevemente sus maletas en ese país un año más tarde, en Al-Nassr.
Entre 2003 y 2004, Qatar fichó a una treintena de internacionales de países dominantes, entre ellos los franceses Franck Leboeuf y Marcel Desailly, los españoles Pep Guardiola y Fernando Hierro y el argentino Gabriel Batistuta.
En 2002-2003, Romario se comprometió por 100 días con la formación catarí Al-Sadd por 1.5 millones de dólares. Un poco caro para tres partidos y ningún gol marcado.
Al-Sadd fue el más inspirado en 2015 al hacer venir a Xavi Hernández a Catar: el centrocampista del Barça se quedó cuatro temporadas en las que ganó otros tantos campeonatos nacionales.
Por último, Juninho Pernambucano jugó de 2009 a 2011 en Catar, por Al-Gharafa. Como Xavi, el genio de los tiros libres no decepcionó.
También hay mexicanos
Aunque la liga mexicana no es tan reconocida a nivel mundial, también ha surtido a jugadores e incluso técnicos al oasis árabe.
En 2006, Jared Borgetti, fue el primer delantero en jugar en esa zona con el Al-Ittihad de Arabia Saudita, donde anotó 11 goles en 17 partidos, tras su fugaz y opaco fichaje con el Bolton Wanderers, de la Liga Premier de Inglaterra.
El extécnico del Tri, Javier Aguirre, dirigió al Al-Whada (2015 a 2017) de los Emiratos Árabes Unidos y ganó la Copa Presidente en 2016, siendo su segundo título como DT.
Amnistía pide a CR7 su apoyo
La Organización no Gubernamental Amnistía Internacional expresó su deseo de que el atacante portugués Cristiano Ronaldo utilice su estatus de estrella del fútbol para pronunciarse sobre las cuestiones relacionadas con los derechos humanos en Arabia Saudita.
“En lugar de elogiar sin crítica a Arabia Saudita, Cristiano Ronaldo debería utilizar su estatus para atraer la atención sobre los problemas relativos a los derechos humanos en ese país”, declaró Dana Ahmed, investigadora sobre Oriente Medio para Amnistía Internacional.
“Las autoridades (de Arabia Saudita) siguen también reprimiendo la libertad de expresión y de asociación, con duras penas de prisión para los defensores de los derechos humanos, activistas de los derechos de las mujeres y otros militantes políticos”, añade la investigadora, que considera que “Cristiano Ronaldo no sería más que una herramienta para que Arabia Saudita promocione su imagen a través del deporte”.
“Él (Ronaldo) tendría que utilizar su estancia en el Al Nassr para abordar la multitud de problemas relacionados con el respeto a los derechos humanos en el país”, insistió.
La firma del astro portugués es considerada por muchos como un episodio más de “sportwashing”, una estrategia de mejorar la imagen internacional mediante el deporte, después de que Arabia Saudita invirtiera ya recientemente sumas colosales para acoger eventos de tenis y de golf o un Gran Premio de Fórmula 1. Ha financiado igualmente el lanzamiento del LIV Golf, el nuevo circuito alternativo del golf, y también fondos del país se hicieron con el club inglés de fútbol Newcastle en 2021.
LEG