Las actuales perspectivas para la economía mexicana continúan mostrando fragilidad, y todo indica que el valor del PIB en 2023 será inferior al de 2018, según el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
El pesimismo del organismo tiene su origen en la debilidad económica prevista por otros grupos de análisis para este año, así como en los efectos de la alta inflación.
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En su reporte semanal, el CEESP manifestó que todo apunta a que la economía nacional crecerá cerca de 3% en 2022, un dato que rebasará la estimación de Hacienda, de 2.4%.
Reiteró que la mejora de las perspectiva para el año pasado respondió principalmente a un efecto aritmético que propició alzas anuales importantes del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) a partir de agosto, mismas que se espera se reflejen también en el PIB del cuarto trimestre, cuyo cifras preliminares las dará a conocer el Inegi el 31 de enero.
“Sin embargo, estimaciones oportunas del INEGI sugieren una desaceleración para fin de año y el comienzo de un nuevo episodio de estancamiento”, consideró.
El CEEP agregó que el indicador oportuno del IGAE cayó en noviembre, tendencia que pudo haberse extendido a diciembre.
El IGAE, una herramienta del Inegi que mide el desempeño de la economía en términos mensuales, se estancó en octubre respecto al mes previo, de acuerdo con cifras desestacionalizadas del instituto, mientras que en noviembre se habría contraído 0.1%, según datos preliminares.
“Entonces, si bien es cierto que el crecimiento registrado para la economía en 2022 será mayor al esperado previamente, es necesario insistir en considerar este resultado con cautela. Las previsiones más recientes apuntan a un debilitamiento para este año”, expuso el CEESP en su reporte.
Señaló que la inflación general a tasa anual muestra ya una reducción en las cifras del tercer trimestre de 2022, y el pronóstico promedio para el cierre de 2023 ronda el 5%, todavía muy por arriba de la inflación objetivo de Banxico, que es de 3%, con un punto porcentual de tolerancia hacia arriba y hacia abajo.
Apuntó que la reciente moderación de la inflación general se atribuye básicamente al efecto estacional que proviene de un menor aumento de los precios del componente no subyacente (que incluye bienes y servicios cuyos precios son volátiles, como los agropecuarios o los energéticos).
Sin embargo, lo preocupante es que la inflación subyacente (que no incluye bienes o servicios de precios volátiles) ha mostrado una fuerte resistencia para disminuir.
LEG