Morena figuraba en la segunda posición, debajo de la alianza PRI-PAN-PRD en la carrera por la gubernatura de Coahuila, aún antes de la rebelión del exsubsecretario de Seguridad, Ricardo Mejía Berdeja.
La negativa del exfuncionario -otrora considerado el favorito de Palacio Nacional- de aceptar su derrota en una encuesta que consideró “amañada’’, resquebraja la unidad forzada en el partido presidencial y abre la puerta a cualquier cantidad de especulaciones.
La primera es si mantendrá su rebeldía en las próximas semanas o simplemente su pretendida candidatura apoyado por el PT es una maniobra para forzar una negociación con Armando Guadiana y Mario Delgado.
El único que pudo haber frenado esa candidatura era el presidente López Obrador y no lo hizo.
El Presidente hizo un llamado, casi forzado, a la disciplina partidista, pero en los círculos morenistas esa falta de claridad y contundencia presidencial se entendió como un permiso para Mejía Berdeja.
¿López Obrador lo pondrá quieto hoy en su mañanera?
La segunda es si, una vez desechado por Morena y sabiendo que la candidatura por el PT sólo será testimonial, Mejía negoció con la oposición a cambio de debilitar al partido presidencial.
La especulación es bastante arriesgada porque el PT no se movería sin el permiso explícito del Presidente, al que deben el hecho de mantenerse todavía con registro partidista.
Ni siquiera puede pensarse como una venganza por el hecho de que en la mal llamada reforma electoral Morena haya aceptado eliminar la cláusula de “vida eterna’’, que les garantizaba a los mini partidos seguir pegados a la ubre presupuestal.
No es por ahí.
La tercera posibilidad es que Mejía se haya llenado de compromisos con grupos que financiaron su precampaña y ahora, quiera o no, deberá competir por la gubernatura sabiendo que es un lance perdido.
Estas y otras teorías se han manejado desde el momento en el que el exsubsecretario decidió correr por su cuenta aún en contra de lo que aparentemente quiere el presidente López Obrador.
Ya se verá en los próximos días si la rebelión era verdad o pura pirotecnia política.
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Para nada resulta raro que Mario Delgado haya pedido a los 22 gobernadores de Morena que se conviertan en promotores de las corcholatas presidenciales.
Ya lo venían haciendo aún sin la petición formal del presidente del partido guinda.
Lo que resulta novedoso es que hayan incluido a Ricardo Monreal en la lista de presidenciables a los que Delgado pide invitar las veces que sean necesarias a los estados para que se placeen.
Monreal ha sido ninguneado sistemáticamente desde hace poco más de dos años por el inquilino de Palacio Nacional, de modo que su aparición en la lista enviada a los gobernadores el hecho de que apareciera su nombre resultó una sorpresa.
¿Será que ya lo valoraron? ¿O lo perdonaron?
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La terca realidad parece empeñada en entorpecer la carrera de Claudia Sheinbaum por la candidatura presidencial.
Oooootra vez el Metro debe haberle puesto los pelos de punta.
Aún con la Guardia Nacional, ayer dos vagones de un tren de la Línea 7 se desprendieron en la estación Polanco, generando caos y la interrupción del servicio.
El Gobierno de la CDMX informó que abrió una carpeta de investigación por este hecho “atípico’’ que vino a ennegrecer -por el humo-, la fiesta que hizo Sheinbaum por la reanudación del servicio subterráneo de la Línea 12.
Hasta ahora no se ha encontrado a otra lata sospechosa.
LEG
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