José Ureña
 

La Fiscalía ya ingresó hasta a los talleres del Metro.

Sus agentes husmean todo.

El fin de semana varios investigadores recorrieron tanto instalaciones abiertas al público como los lugares donde se da mantenimiento a los trenes.

Cuidado especial ponen en los talleres donde se supone opera personal altamente calificado y responsable de supervisión y reparación de las unidades motrices.

Tienen mirada universal y en ocasiones algo platican con el personal sobre temas en apariencia inocuos, pero sin identificarse ni aportar sus datos sobre las razones de su presencia.

Se han adelantado mucho al discurso oficial.

Un planteamiento de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, habla de dar acceso total a los militares de la Guardia Nacional, en caso necesario.

Tal vez se haga.

Lo inminente es permitirles recorrer los túneles de noche, cuando las cuadrillas del Sistema de Transporte Colectivo revisan vías, cables e instalaciones complementarias.

Es decir, cuando no hay servicio al público y se quita la corriente eléctrica.

LÍDER ESTORBOSO

El Metro es zona altamente sensible.

No nada más porque se considera de seguridad nacional y lleva 54 años de servicio ininterrumpido con mantenimiento indispensable durante decenios y sexenios, pero descuidos en tiempos de ahorro.

De cualquier manera, hay una constante: los operadores de talleres llevan mucho tiempo en servicio activo y no es fácil sustituirlos porque con frecuencia hacen milagros.

-Hacen reparaciones empíricas ante la carencia de refacciones para poder mantener los trenes en condiciones óptimas -explica el dirigente sindical Fernando Espino.

Pero hoy están bajo sospecha.

Se denuncian sabotajes ante las constantes fallas y por eso, no le diga usted a Espino y a su comité gremial desde hace más de cuatro décadas, están al centro de la sospecha.

No solamente los sindicalizados por serlo, sino específicamente él, quien niega manos extrañas para alterar el funcionamiento del principal sistema de transporte público del país.

Será una lucha política, otra más, porque jefe tras jefe de Gobierno -primero del Distrito Federal, hoy de la Ciudad de México- lo sienten como estorbo y a todos se ha impuesto.

Sentémonos a ver esta nueva pelea.

OTRA VEZ CHIAPAS

Lejos de la capital del país se libra otra disputa.

Más grave y descarnada.

Mientras más de seis mil militares de la Guardia Nacional se han concentrado para respaldar y mejorar la imagen del Gobierno local, en Chiapas la misma institución es humillada.

Esa fuerza castrense enfrenta rechazo de un armado y grueso contingente reportado a la capital del país como El Grupo Maíz, pero de orígenes oscuros.

De los enfrentamientos han resultado heridos, pero también un Ejército Mexicano agraviado por falta de respaldo a su presencia para garantizar la seguridad de la población.

Un problema nacido del abandono histórico de la población chiapaneca, causa por la cual en 1994 vio nacer al EZLN y su jefe el subcomandante Marcos.

Si este movimiento se extiende, temen fuentes de inteligencia, ese sur lejano de México irá hacia la disyuntiva de imponer la ley o regresar a aquella secuencia de violencia.

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