Mientras que el presidente Andrés Manuel López Obrador presume en su mañanera que Morena no tiene problema para elegir a su candidato presidencial a través de una encuesta, la alianza Va Por México prepara una elección a primera vuelta.

Es decir, una elección a urna abierta para que sea la gente la que decida quién representará a la oposición en la elección presidencial del 2024.

El método de primera vuelta es un acuerdo en principio de los tres partidos firmantes a los que se sumarán las organizaciones de la sociedad civil que simpatizan con la coalición.

Se pretende que, para esa elección, cuyos detalles se afinarán en el primer semestre del año, participen los precandidatos mejor posicionados de los tres partidos, así como personajes de la sociedad civil con arraigo y credibilidad.

A diferencia de Morena, cuyas encuestas siempre terminan cuestionadas -ahí está el caso de Coahuila y el Estado de México; en este último el asunto no escaló más arriba por qué hubo un “acuerdo’’ con el senador Higino Martínez, que ya se les andaba rebelando-, lo que pretende la coalición es un método supervisado por la autoridad electoral suficientemente claro para que no termine en tribunales.

Desde luego que la negociación no será sencilla, pero la idea, impulsada por el priista Alejandro Moreno, desactivó las posibles inconformidades internas.

El método busca además darle fortaleza política y credibilidad a quien resulte candidato opositor pues llegará con el respaldo de los votos -los que fueren- ciudadanos, algo que de entrada le permitirá medir el agua a los camotes.

Así que mientras Morena piensa en una encuesta de mil ciudadanos de todo el país, Va por México se arriesgará al juicio de las urnas para elegir a quién será su abanderado en 2024.

Una apuesta riesgosa pero necesaria.

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En otro tema, el presidente López Obrador prepara un decreto para llevar al Aeropuerto Felipe Ángeles todos los vuelos de carga que hasta ahora aterrizan en el Benito Juárez.

La medida es, desde luego, para darle alguna utilidad al AIFA debido a su muy poca afluencia de viajeros, pero también para despresurizar al aeropuerto capitalino.

No se conoce aún la cifra de vuelos de carga que diariamente dejarían de aterrizar en el Benito Juárez, pero por lo pronto ya comenzaron los cuestionamientos.

Sobre todo de los agentes aduanales, pues en el AIFA no existen aún las condiciones para trasladar oficinas ni bodegas para almacenar las mercancías.

Y lo más importante, no se han terminado las vías de comunicación que harán más expeditas las entradas y salidas de transportes de carga hacia otras entidades del país.

Si le agrega un ingrediente más, la altísima inseguridad que se vive por esa región entre el Estado de México e Hidalgo, ya entenderá por qué los agentes aduanales no están muy convencidos de la medida.

A ver.

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En lo más grave de la pandemia por Covid-19, el Gobierno mexicano presumió que “en unos meses’’ el Conacyt desarrollaría nuestra propia vacuna.

“Patria’’, la bautizaron pomposamente.

Ya vamos en la sexta ola de contagios y apenas el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, Mr. Covid, está convocando a mexicanos que se quieran arriesgar para la etapa final de la prueba de la vacuna azteca.

Que ya nomás es cuestión de dos semanas y el antígeno estará listo.

Esa es rapidez y oportunidad, no ….deras.

LEG