Se le concedió la solicitud a la Corona Británica. El Tribunal de Instancia de Nanterre, cerca de París, giró una orden judicial que prohíbe publicar las fotografías tomadas por medios de comunicación, a la duquesa Catalina en topless, durante sus vacaciones en una villa privada francesa.

 

Closer, la revista francesa, primera en publicarlas, fue multada con 45 mil dólares y debe entregar a la corte, en un máximo de 24 horas, la serie completa de imágenes con las que cuenta. En caso de incumplir, se le sancionará con una multa diaria de 13 mil dólares. También, su editor en Jefe, Laurence Pieau, podría ser encarcelado hasta por un año. La revista italiana Chi publicó el lunes pasado parte de las fotografías, justo el día en el que se llevaría a cabo la audiencia, como acto total de rebeldía contra las acciones que se estaban realizando contra su difusión.

 

Mondadori, empresa dueña de las dos revistas y propiedad del ex primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, debe pagar los honorarios legales.

 

Por otra parte, y en un control de daños, pues aún no se ha ejercido ningún acto legal contra ellos, la empresa editorial con sede en Dublín, Independent Star Limited, informó en un comunicado de prensa que decidió suspender, con efecto inmediato, al director del diario Irish Daily Star, Michael O´Kane por decidir publicar, el pasado fin de semana, las imágenes de Closer pues éstas, dice en el comunicado, han generado una fuerte polémica en Irlanda que amenaza incluso con el cierre del periódico.

 

Con esta resolución se regresa a la discusión y debate de ¿en qué momento un personaje público pierde su vida privada?

 

Los límites, creemos, los fija cada personaje, pues si vende exclusivas de nacimientos en su familia, compras en centros comerciales, nuevas parejas, bodas o visitas turísticas en las que avisa a paparazzi para que lo que hagan se convierta en noticia, pues pierde el derecho a que su vida privada sea preservada pues fueron ellos mismos los que abrieron la puerta.

 

Esto sucedió, usted recordará por ejemplo, cuando Martha Sahagún socializó su boda con el entonces presidente Vicente Fox, así como abrió las puertas del rancho al reportero Beto Tavira, para mostrar al mundo sus pertenencias y forma de vida, hecho que le hizo acreedor a una mención especial en categoría de nota del Premio Nacional de Periodismo del 2007. O qué tal la vedette Niurka, que salió en conferencia de prensa hablando sobre su “veldá” respecto a Juan Osorio, en la que hasta descripciones sexuales, que hasta por pudor debería guardar, hizo públicas.

 

En cambio hay otras celebridades que, si bien por sus actividades son personajes públicos, como en este caso lo son los duques de Cambridge, William y Kate, que se limitan a cumplir con sus obligaciones protocolarias, que por naturaleza son públicas, pero que dejan muy claro que su vida privada no es propiedad de los medios –obvio, no hablamos del príncipe Harry que se desnuda en lugares públicos-, por lo que cuidan mucho su imagen y no abren la puerta a su vida privada.

 

Pero entre que son peras o son manzanas, lo cierto es que el mundo le vio las bubbies a la posible futura Reina de Inglaterra, pero en un acto realmente censurable, por la poca ética del que se trepó a la barda para sacar, dentro una villa privada, las fotos de la duquesa que, sin ética, las vendió al mejor postor. Sí, también hay personajes de esos en los medios.