Amelia una menor de 8 años, viste un pantalón acompañado de rodilleras, coderas, muñequeras y casco, “es importante traer todo para no rasparme tanto, aunque me caiga no me duele”.
Desde hace cuatro meses acude en compañía de su hermana y su papá a practicar en la pista de skate, “una prima tenía una patineta y la usé y me gustó, le pedí a mi papá si me podía comprar una”.
“He visto que hay más niñas y niños de mi edad o a veces más grandes, me gusta venir a practicar; las rampas aunque son altas no me da miedo, aprendes en las rampas y puedes deslizarte de las más altas y no caerme”, afirma.
Elisa de 11 y Pamela de 16, hace más de un año toman una clase semanal de Skate.”Vengo desde hace un año, motivada por una serie de skaters que veía y quise intentarlo pidiendo a mis papas me compraron una tabla el día de mi cumpleaños” comenta la mayor.
Elisa recuerda: “Cuando mi papá me regaló la tabla, comencé a practicar, veía a personas y copiaba sus movimientos, después llegué con mi profesor y ahora vengo cada 8 días a practicar”.
LEG